Historia de Agudo

Historia de Agudo (Ciudad Real)
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domingo, 19 de abril de 2020

Homenaje a la Banda de Cornetas y Tambores de Agudo



 

Por Don Alfonso Asensio

DEDICATORIA Y RECONOCIMIENTO
Por fin, al cabo de más de treinta años, decidí dejar constancia de la actividad que pusimos en funcionamiento unas decenas de críos entonces, hombres cuarentones hoy, y cuatro adultos ilusionados. Al final, con el esfuerzo de todos, conseguimos, sin pretenderlo en un principio, sacar a Agudo de su tradicional anonimato y hacerle objeto de envidia entre los pueblos de la comarca.
Que quede claro mi homenaje en primer lugar y de modo muy destacado a aquellos niños que entonces fueron capaces de renunciar a sus juegos para exigirse el esfuerzo, el afán de superación y la disciplina sobre los que se fundamentó todo. En un lugar de este trabajo relaciono sus nombres lamentando la posibilidad de que se me haya podido pasar alguno.
Mi tardío agradecimiento a aquéllos que nos confiaron sus hijos y que nos ayudaron en cuanto les solicitamos,
No debo omitir el mismo sentimiento hacia las autoridades locales de la época aunque su apoyo económico no fuera tan espléndido como hubiéramos deseado y como nuestras necesidades lo requerían.
Mi gratitud a todo el pueblo de Agudo por la paciencia con que nos soportó y por el ánimo que continuamente nos infundió. El mismo sentimiento debe transmitirse a las organizaciones religiosas, muy especialmente a la Hermandad de la Virgen de la Estrella por su decisivo apoyo inicial.
Creo que ya es hora de agradecer a nuestras esposas la colaboración de todo tipo que recibimos y por haber sabido soportar pacientemente todos los trastornos que nuestra dedicación a la Banda les causó.
Y por último, mi reconocimiento personal a Carlos Jesús, Joaquín y Carmelo, el que ya sólo podrá leer esto desde allí arriba, con los que tuve la suerte de formar equipo y para quienes quizá nunca haya habido el merecido agradecimiento.
Málaga, febrero de 2.008

INTRODUCCIÓN
Nada más venirme a Málaga, en julio de 1.981, tal vez por tener muy fresco el inesperado desfile de despedida que me ofrecieron aquellos muchachos liderados por Carlos Jesús y Carmelo del que aún guardo un grato recuerdo, nació en mí la idea de escribir una pequeña historia de aquellos cinco años y medio.
En realidad, poca importancia tiene la puesta en funcionamiento de una sencilla banda infantil de cornetas y tambores. Pero sí la tiene el que, partiendo del cero más absoluto y desde la escasa preparación de algunos, hay que confesarlo, la Banda pudiera iniciarse y mantenerse con bastante éxito casi con el exclusivo apoyo económico de sus propias actuaciones consiguiendo al mismo tiempo proyectar a Agudo fuera de su entorno.
Un comienzo muy parecido al que estoy escribiendo ahora ya lo he tenido en anteriores ocasiones a lo largo de los muchos años que llevo ya de malagueño. Por ahí guardo páginas escritas de un amarillento cuaderno en las que, para estimularme, escribí una dedicatoria a mi amigo Isidoro Romero del que estaba muy reciente su fallecimiento. Como consecuencia de los años que he dejado transcurrir, debo incluir ahora otra similar a Carmelo quien estuvo vinculado estrechamente a la Banda y trabajó en ella desde sus inicios.
Con mucho tiempo libre que ocupar, empecé a escribir sobre la Banda por el anecdotario que incluyo al final, pensando que podría contar toda la historia a través de sus pequeños relatos pero, al hallar algunas dificultades, decidí abrir otros apartados para detallarla con más comodidad.
Ya jubilado y con una edad que, parece ser, facilita el recuerdo de los hechos más remotos, me ha dado por escribir sobre temas del pueblo en el que transcurrió mucho más de la mitad de mi vida. Así, sigo escribiendo los “Añorando” que quizá alguno haya leído en la ya desaparecida revista agudeña. Igualmente, influido por las “Palabras Agudas” que se incluían en la citada publicación, he ido acumulando durante años términos, expresiones y hasta incorrecciones del habla local contando ya con algunos miles de entradas.
Al leer la pequeña historia, puede que a alguien sorprenda la precisión en datos económicos o de fechas pero muchos de ellos proceden del primer libro de contabilidad de la Banda que aún conservo, un sencillo cuaderno escolar apaisado de muelle, que pasé a limpio en un libro diario que quedó en Agudo.
Lo que lamento ahora, muy tarde ya por cierto, es no haber hecho un inventario detallado del vestuario, instrumentos y todo aquello, en general, que constituía el patrimonio de la Banda que fue adquirido en casi su totalidad con los recursos económicos que fue capaz de generar con las actuaciones en los lugares que en otro apartado se detallan.

ANTES DE QUE EMPEZARA TODO
La Hermandad de la Virgen de la Estrella acostumbraba a traer alguna banda de música para dar mayor vistosidad a sus desfiles procesionales pero la actuación de los músicos, aparte del considerable gasto económico que acarreaba, traía consigo los problemas derivados del avituallamiento y, sobre todo, del alojamiento en unos días en los que el pueblo estaba lleno por la venida de familiares.
Todo esto puede que fuera lo que motivara la escena que voy a relatar y que mantengo fresca aunque hayan transcurrido muchísimos años.
Aquella noche de julio o primeros de agosto, he olvidado de qué año, había reunión de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Virgen de la que yo era entonces secretario. En dicha reunión se iban a hacer los preparativos para los cultos y otras actividades en las que participaba la Hermandad con vistas a la festividad que se aproximaba con la que se iniciaban las Fiestas Locales. Habíamos llegado los primeros Eugenio Moyo, Raimundo López y yo, y mientras esperábamos a los demás, fue Raimundo el que comentó: -“Aquí, lo que teníamos que hacer es organizar una banda de música y acabaríamos así con los problemas de todos los años”. (¡Casi nada ...). No recuerdo cómo reaccionamos Eugenio y yo ni el tiempo que pudo transcurrir hasta que comenzara todo lo que voy a seguir contando.

Y ASÍ SE EMPEZÓ
No sé cuanto tiempo había pasado desde la escena que he referido antes ni sé siquiera si pudiera tener todo una relación. Eso el que debe saberlo bien es Carlos Jesús quien un día, me habló en su comercio algo de poner en funcionamiento una banda de cornetas y tambores a lo que yo, lo confieso, entonces no quise hacer demasiado caso.
Pasó algún tiempo más y de nuevo me abordó Carlos Jesús para comprometerme con la idea. Intenté evadirme de nuevo pero fue hábil y consiguió “llevarme al huerto”. Por de pronto, él sabrá cómo, ya había dado con los escasos restos del material musical deteriorado que se conservaba de una banda de Falange que funcionó en Agudo durante la postguerra a la que recuerdo vi desfilar una sola vez por la calle del Risco en mi infancia.
El material hallado se limitaba a cuatro o cinco abolladas cornetas, un cornetín, los cilindros, los aros y algunas llaves de tensión de tres o cuatro tambores. Se pudo contar también con una corneta de dos vueltas en buen estado que era propiedad de los nazarenos y un tambor bien conservado de la misma procedencia. ¡Esto era todo!
Lo que ignoro es de dónde salieron las primeras pieles para los viejos tambores y las primeras baquetas porque el primer día que me acerqué a la Iglesia de arriba, ya había con qué hacer ruido y por allí andaban Carlos Jesús y Carmelo con unos pocos muchachos.
A partir de aquellos primeros días, los niños pelearon con tesón para sacar a las cornetas algo más que una sonora pedorreta y para acompasar los sordos golpes de tambor. Ellos y nosotros perseveramos y así empezó todo.
Sigo sin explicarme cómo pudo progresar todo aquello y cómo se consiguió que veinte de aquellos niños salieran a la calle dos meses más tarde con una perfección que a todos nos sorprendió. De la preparación técnica de nosotros, los “instructores”, ya trataré en el apartado de monitores.


LOS PROTAGONISTAS
Los miembros más importantes de nuestra actividad, sus auténticos protagonistas, quienes más elogios merecieron fueron aquellos niños agudeños que en su vida habían visto de cerca ni una corneta ni un tambor y carecían en absoluto de preparación musical.
Los “músicos”, como el pueblo los llamaba cariñosamente, eran totalmente voluntarios e iniciaron sus ensayos, en un principio por curiosidad y luego perseveraron durante años porque se debieron establecer un serio compromiso interior. A nadie se le obligó a participar ni se le retuvo.
El mayor mérito de todos fue que los ensayos se realizaban por la tarde, en las horas que el resto de los niños dedicaban al juego.
Al empezar la actividad, todos los niños menos tres o cuatro estaban en edad escolar y debo repetir aquí públicamente que a nadie presioné para que participara.
De ellos nació la voluntad de renunciar a juegos y distracciones para iniciarse en el aprendizaje de un instrumento, en la disciplina que suponía estar en una formación dirigida a toque de cornetín debiendo observar en ella la debida actitud y seriedad cuando todavía no se vislumbraba siquiera alguna compensación en el futuro.
Yo creo que los que empezaban, cuando veían que no eran capaces de dar el rendimiento debido o no estaban demasiado dispuestos a acatar las normas, se autoeliminaban.
El compromiso que se imponían los críos se comprobó fácilmente por el escasísimo número de faltas a los ensayos que una vez pasados los inicios, eran semanales “en época de paz” pero venían a convertirse en diarios cuando se aproximaban las actuaciones.
Algunos que se integraron en la Banda cuando ésta ya habían ejecutado bastantes desfiles, fueron aquéllos que se habían pasado muchas tardes presenciando las evoluciones por la plaza de Arriba. Así ocurrió que, sentados en los poyos, aprendieron muchos detalles que les facilitaron después los movimientos.
Otra cosa que dijo mucho a favor de aquellos entonces niños, fue que algunos corrieron un montón de puestos en la Banda desde los pequeños banderines delanteros al guión, a algún tambor o pasando el tiempo, y con la práctica adquirida, a alguna corneta.
Cada componente era responsable directo del cuidado y limpieza del instrumento que se le adjudicó y de conservar en buen estado su vestuario. Todas estas normas no estaban escritas pero quedaron establecidas y fueron acatadas por la costumbre.
A lo largo de aquellos cinco años el número de bajas fue escaso y se debieron a que algunos tuvieron que incorporarse al trabajo o a cambios de residencia.
Por otra parte el número de componentes fue creciendo de una forma que no nos era posible atender. Una muestra de ello es que los veintiún niños que desfilaron en abril de 1.976, cuatro meses más tarde, en agosto, habían venido a convertirse ya en treinta y tres y este incremento no se detendría hasta superar sobradamente el número de cuarenta lo que nos fue motivando una serie de problemas que relataré en otros apartados.
Creo que es el momento oportuno de relacionar a todos los que colaboraron. Distingo únicamente a los componentes de la Banda inicial y los relaciono a todos por orden alfabético de apellidos sin especificar siquiera las funciones que cada uno desarrolló para no establecer así distinciones aunque muchos bien lo merecerían.
BANDA INICIAL
Banderas:
José Morales Bolaños
José Miguel Ruiz
Félix Pellejero Valentín,
Cornetas:
Aniano Barba López
Félix Cerrillo Arias
Antonio Mansilla Valentín
Emilio Redondo Calderón
José Antonio Sánchez Lázaro
Félix Urbina Gómez
Julián Cabello Vera
Andrés Gómez Moreno Fulgencio Pérez Jiménez
Anastasio Rubio Díaz
Tambores:
Pedro Castillo Urbina
Emilio López Ajenjo
José Antonio Redondo Nieto
José Sánchez Fernández
Salvador Jiménez Cabanillas Alfonso Pellejero Blasco Antonio Rubio Fernández
Birilo Vera Redondo

POSTERIORES COMPONENTES
Cornetas:
Julio Alameda Vera
José Antonio Alcobendas
Francisco Barba
Delfino Cabanillas
Adriano Cabanillas Cabanillas
Reyes García Castillo
Eugenio González Rivero
Félix López Romero
José Antonio Madrid
Valentín Marín Daza
José Orellana Pizarro
Eugenio Palacios
Felipe Redondo Nieto,
Miguel Angel Redondo Nieto
Alejandro Romero Romero
José Rubio Marín
Jesús Ruiz Díaz
Carlos Vera Cuadrado
Saturnino Alameda Vera
Santiago Alcobendas Pizarro  Jesús Barba López
Francisco Cabanillas
Anisio Castillo Ramírez
Juan Gómez Salas
Demetrio López Fernández
José Antonio López Romero
Jesús Mansilla Valentín
Ignacio Muñoz Roque
Pedro Orellana Pizarro
José Palomares López
Felipe Redondo Mansilla
Javier Romero Montes
Anselmo Rubio Bolaños
Arturo Ruiz Díaz
Francisco Urbina
Antonio Vera Urbina
Tambores:
 Alfonso Asensio Torre
Fernando Fernández Pellejero
Eduardo López
José Pablo Marín
Jesús M. Moraño Gómez
Jose Javier Roura Ramos
Joaquín Torija Galindo
Carlos Carmona Sánchez
Jesús Fernández Pellejero
Julián Marín Daza
Antonio Enrique Moraño Gómez
Antonio Orellana Nieto
Reyes Tamurejo,

Los relacionados después de la Banda inicial fueron nuevos componentes que suplieron a las bajas que se produjeron o bien ocuparon plazas nuevas según se iban adquiriendo nuevos instrumentos o los aportaron personalmente.
Lamentaría profundamente no haber incluido a algún “músico” que perteneciera a la “plantilla” de la Banda.
De haberme sido posible, habría relacionado al grupo de los aprendices, siempre muy numeroso, que no tuvieron oportunidad de entrar en nuestra familia musical.

MONITORES
Con este término se nos empezó a llamar en nuestras salidas a los cuatro adultos que pusimos en marcha la actividad. Debo dejar constancia como ya parece que he escrito antes, que el nos activó a todos fue Carlos Jesús.
Recuerdo que los primeros días no contábamos con Joaquín, sin duda, porque debía estar ausente pero muy pronto se implicó y prestó una colaboración valiosísima. Pero debo hacer aquí una confesión relativa a la preparación técnica de algunos para hacernos cargo de una banda de cornetas y tambores: ni Carlos Jesús ni Carmelo ni yo, sabíamos tocar la corneta ni el tambor.
El primero tenía bastante idea sobre ciertos detalles de los desfiles y las evoluciones que sin duda había observado durante su reciente servicio militar en Ceuta. Carmelo y yo no teníamos idea sobre una banda. Yo sólo recordaba de oído algunas marchas, entre ellas la primera que sacó la Banda a la calle y sabía redoblar algo el tambor que había aprendido de forma autodidáctica cuando me dio por tocar la batería en el baile durante mi juventud. La afición musical que todos teníamos creo que fue bastante útil a nuestra institución.
Prueba de mi sinceridad es que al segundo día de reunir a los niños para ensayar, confieso que bajé a la tienda de Antonio Urbina que sabía que había tocado el tambor en una banda durante su “mili”, para preguntarle por el reparto de los golpes de dicho instrumento en el paso militar. Con un breve -“Rataplán, pan, patán, pan” ya quedé versado. Esa fue toda mi preparación técnica.
Joaquín merece un capítulo aparte. Durante su juventud. había tocado la corneta en la banda de Campo de Criptana y su ayuda fue de un incalculable valor para los que partíamos de cero pues fue recordando marchas y adornos que todavía era capaz de interpretar que fuimos incluyendo en nuestro repertorio. Su colaboración fue fundamental cuando adquirimos los transpositores a cuya compra recuerdo que fui bastante reacio en un principio.
Por otra parte, ejercimos de contables, transportistas, responsables legales de los niños en los viajes, representantes para buscar actuaciones, arreglistas y compositores musicales, instructores de premilitar, diseñadores de vestuario, de emblemas, del guión, de las banderolas, miembros del jurado en los concursos y hasta creadores de una notación musical propia como contaré por otro lado.
Quizás el párrafo anterior pueda parecerle a alguien como inmodestia y autobombo pero estoy seguro que aquéllos ya adultos hoy, que de niños trabajaron con nosotros, podrían añadir algún aspecto más a las funciones que ya he dicho realizamos entonces y que a mí se me haya pasado.
Un detalle que demuestra el apoyo que recibimos de los padres es que siempre contamos con su total confianza permitiendo a sus hijos realizar todos los desplazamientos que requería nuestra actividad.
Tengo muy buena memoria y sólo recuerdo una ocasión en la que hubo una negativa para salir a actuar fuera algo que mientras yo estuve en la Banda no volvió a repetirse.
Hay algo por lo que los cuatro encargados debemos estar siempre agradecidos “Al de Arriba” porque yo creo que fue milagroso que en el centenar largo de viajes que realizamos por las actuaciones o por recreo, recorriendo miles de kilómetros por buena parte de España visitando muchas ciudades, en ocasiones desconocidas para todos, no tuviéramos que lamentar alguna desgracia más allá de las que en otro apartado irónicamente transcribo.
Sin duda a este milagro contribuyó la actitud siempre disciplinada que acostumbraban a observar los pequeños músicos en todo momento.
INSTRUMENTOS MUSICALES
Ya he comentado al principio el equipo musical con el que contábamos al iniciar nuestra actividad. Carlos Jesús es el que debe explicar de dónde sacó aquel material así como las primeras pieles que colocamos en los tambores que tuvieron una duración muy corta y una sonoridad escasísima.
Pero al poco tiempo, compramos unos cuantos parches sintéticos para los citados instrumentos. A partir de ese momento ya empezamos a hablar con plena propiedad de parches batidores y bordoneros y de tensores de trenzado como si fuéramos ya auténticos peritos en la materia. Así pudimos dar de lado a las pieles que creo no llegaban a aguantar más de unos centenares de golpes.
Creo recordar que los recursos para estas primeras compras iniciales salieron de lo que íbamos recaudando de la venta de papeletas de la rifa de un transistor que habíamos organizado que me parece le tocó a Waldo, el forestal.
Sí puedo afirmar que hasta julio de 1.981 en que yo abandoné la Banda, ésta había adquiridos con sus propios recursos seis cornetas normales, tres clarines y cinco transpositores que era el nombre que dábamos a las cornetas de llave, así como un magnífico tambor redoblante, un bombo y dos tambores normales más.
En cuanto a los instrumentos se nos dio un caso muy curioso. Cuando ya habíamos iniciado nuestros primeros ensayos en la Banda, uno de los antiguos componentes de la banda de Falange de los años cuarenta a la que ya he aludido antes, me entregó una corneta en bastante buen estado del mismo tipo de aquéllas viejas con las que habíamos comenzado, que había conservado hasta ese momento en su poder, con el ruego de que jamás hiciera público su nombre. Echando cuentas, la había tenido guardada durante casi treinta y cinco años. Yo, cumpliendo lo que prometí, digo el pecado pero no el pecador.
Pero la Banda contó con muchos más instrumentos que tenían distintas procedencias que creo es buen momento de hacer público y que fueron donados o cedidos por entidades y simpatizantes.
Ante la falta inicial de instrumentos, Antonio “Jabonero” además de facilitarnos el uso del pesado tambor de su batería que en los primeros días llevó Salvita Jiménez, acabó cediéndonos para siempre un pequeño bombo de su propiedad que durante varios años fue el único del que dispuso la Banda y nos prestó un servicio difícil de medir.
La Hermandad de la Virgen de la Estrella en cuanto vio que lo nuestro empezaba a funcionar aceptablemente y que podría prescindir de la presencia de una banda de música forastera, nos costeó la compra de varias cornetas, que yo mismo pedí a Madrid. Igualmente, Isidoro Romero, Anselmo Delgado y Bernabé Vallecillo nos compraron otras tres cornetas más, si bien, el último, al marcharse de Agudo nos pidió la suya que nosotros tuvimos que reponer con urgencia con nuestros recursos.
También Pepe Roura, Joaquín y yo pagamos de nuestros bolsillos tres tambores para que nuestros hijos pudieran formar parte de la Banda, instrumentos que algunos dejamos allí a nuestra salida del pueblo ignorando lo que habrá sido de ellos. Los hijos de Antonio Moraño dispusieron también de tambores de su propiedad.
Si a todos los instrumentos que he citado se añade el material viejo que habíamos heredado, cualquiera se podrá explicar cómo la Banda llegó a sacar a la calle bastante más de cuarenta componentes.
Cada corneta y cada tambor llevaban adherido un número de plástico para que su usuario pudiera reconocerlo y encargarse de su limpieza y cuidado. También a cada corneta le fue colocada una faja roja de plástico flexible que nosotros mismos habíamos cortado y que los niños fueron adaptando con el procedimiento de los cordones de zapatos, con lo que evitaban mancharse los guantes blancos que solían usar.
Me consta que después de venirme yo, la Banda compró algunos instrumentos más pero no sé ni cuáles ni cuántos. Lo que tristemente también me consta y de ello me ha informado un antiguo integrante de la Banda que anda por estas tierras, es que los mismos componentes, cuando la actividad musical desapareció, entraron “a saco” y cada cual se llevó lo que le pareció bien de aquello que se había reunido durante años con el esfuerzo de todos.
Ojalá que en el futuro, cuando otros sigan el mismo impulso que algunos sentimos en 1.976 y tengan la idea de crear una nueva banda, igual que nos ocurrió a nosotros en un caso, reciban por lo menos la mayor parte del material musical de la Banda desaparecida...
VESTUARIO
Cualquiera que quiera dibujar en su mente una banda de música lo hará siempre con un concepto de uniformidad en el vestuario. Por otra parte, unos padres que intentaran vestir a sus hijos con la misma ropa y a un mismo tiempo, procurarían hacerlo cuando estuviera muy fresco el cobro de una paga extraordinaria.
He antepuesto estos ejemplos para explicar las serias dificultades que tuvimos afrontar nosotros, padres de una familia numerosísima que desgraciadamente no cobrábamos paga extraordinaria alguna, para ir uniformando a nuestra familia que, por otro lado, no dejaba de crecer.
Como en nuestro inicio, en la Semana Santa de 1.976, no teníamos recursos y sólo habíamos previsto una proyección local para aquella Banda inicial, pedimos a los padres de nuestros pequeños músicos que los ataviaran con un pantalón gris y un jersey del mismo color que ellos mismos debían procurarles. Fue la primera de nuestras peticiones a los padres que no hubo que solicitar dos veces si bien, unos lucían jersey de pico, mientras otros lo llevaban con cremallera o con botones.
La más que aceptable imagen y la ejecución que exhibió la Banda aquel Viernes de Dolores en su primer desfile, hizo que al día siguiente Moyo, entonces Alcalde, y mi compañero Capilla se desplazaran a Ciudad Real donde adquirieron en una boutique infantil pantalones para nuestros músicos según las tallas que les había sugerido Carlos Jesús, unas camisas de OJE y unas boinas negras. Con este nuevo atuendo realizaron los demás desfiles procesionales de aquella Semana Santa dando ya la imagen de una auténtica banda aunque su repertorio musical fuese mínimo.
Ocurrió que al incrementarse el número de componentes, intentamos adquirir más pantalones de color beige para equipar a los niños que ya habían superado el manejo inicial de las cornetas o tambores. Fue entonces cuando supimos de la imposibilidad de adquirir más pantalones iguales y cuando decidimos cambiarlos todos por otros de color gris.
Ante la total falta de recursos acudimos a un curioso procedimiento en el que se vio de nuevo el espíritu de colaboración de los padres: les vendimos los pantalones de color beige que habían usado sus hijos y con lo recaudado, con el escasísimo dinero que hubiera en caja y con la paciencia para cobrar del vendedor, compramos los pantalones grises que a mi venida todavía formaban parte del vestuario.
Para el segundo verano eliminamos las camisas de OJE para empezar a usar otras de punto blancas sobre las que destacaban los vistosos emblemas que habíamos diseñado.
Pero en invierno también había que actuar y en la comarca agudeña hacía frío por lo que no se podía salir a la calle con la manga corta. Por este motivo, nos ingeniamos un sistema para proveernos de jerseys en el que volvimos a contar con la colaboración de los padres.
Así, compramos una buena cantidad de lana de color azul marino que entregamos a las mujeres de la localidad que tenían máquinas de tricotar y a ellas mandamos a nuestros músicos para que les tomaran medida y tejieran las piezas necesarias. La elaboración de éstas corrió por cuenta de la Banda pero el montaje de las prendas lo hicieron las madres o las personas a quienes ellas pagaran.
Equipada la Banda con su vestuario fundamental, surgió la idea de que cada niño llevara una gala sobre el pecho. Le buscamos una fácil y económica solución trenzando cordones de los colores rojo y amarillo para lo que recuerdo contamos con la colaboración de algunas de mis alumnas que mostraron una gran habilidad para hacer los remates finales.
Conservo una foto, muy valiosa para mí, en la que posamos a la puerta de la ermita de San Isidro en mayo de 1.976 Carlos Jesús y yo con todos lo componentes de la Banda inicial luciendo éstos unos brazaletes de cartulina roja que les habíamos hecho unos días antes y que no sé si se podrían usar en el desfile siguiente.
Debió haber ayuda divina porque algún tiempo después nos vimos favorecidos con un premio que no tardamos en invertir en unos vistosos brazaletes de skay que nos hicieron en Almadén como explico en una anécdota.
Pasado algún tiempo y cuando la situación económica lo permitió, las galas de confección manual a las que me he referido antes, fueron sustituidas por otras rojas con colgantes metálicos idénticas a las que lucían los militares en los desfiles. De la compra de estas galas surgió nuestra repetida actuación en la Semana Santa de la capital.
Según todo lo anterior, el vestuario de cada niño que siempre permanecía guardado colgando de una percha en el armario que habíamos mandado construir en nuestra sede, comprendía: una camisa blanca de punto, un jersey azul, un pantalón gris, una boina negra, una gala roja, un emblema de la Banda, un par de brazaletes además de la banderola que debía colocar en su corneta o tambor. Todo este equipo multiplicado por más de cuarenta supuso un considerable gasto fuimos costeando con nuestro propio trabajo.
Después de mi salida de la Banda, al formarse el grupo de majorets se cambió y se modernizó el vestuario gozando ya de una importante asignación municipal predominando en los muchachos el color marrón pero desgraciadamente, ya no puedo dar más detalles. Ignoro si igual que los instrumentos, desapareció también el vestuario
Aunque no sea exactamente vestuario, sí parece el lugar más oportuno para tratar de otros complementos relacionados con él como es todo lo relativo a la bandera, el emblema y lo colores distintivos.
En los primeros desfiles se usó como bandera el guión de la centuria “Reyes Católicos“ que debió organizarse hacia la mitad del siglo pasado. He de confesar que jamás vi por la calle ese guión hasta el día que lo portó la Banda en su primera actuación.
En las procesiones de la Semana Santa del 1.976, el guión referido llevaba al lado la escolta de dos pequeñas banderas cuadradas que, ahora lo voy a decir, no eran más que dos cubrecálices que la liturgia postconciliar había hecho caer en desuso y que Carlos Jesús había recuperado. Él fue quien clavó estas piezas con unas chinchetas a unos mástiles preparados al efecto y los portaron los que llamábamos “gastadores”.
Pronto mandamos confeccionar un guión triangular bordado en la localidad con el emblema de OJE sobre fondo azul que en la parte trasera llevaba la inscripción “Cornetas y Tambores. Agudo” sobre fondo blanco.
Cuando ante las primeras elecciones democráticas las ideas políticas empezaron a manifestarse con fuerza, el hecho de que nuestra Banda tuviera que trabajar en localidades en las que predominaran unas u otras, nos aconsejó cambiar el emblema de OJE del guión para sustituirlo por una lira en oro, el emblema de la música, para manifestar así nuestro desligamiento de cualquier ideario.
Levantar el antiguo bordado y sustituirlo por el de la lira le tocó a Chari, la esposa de Joaquín, quien hace unos días me recordaba mis pesimistas comentarios de entonces, ante lo que yo creía una maniobra imposible de realizar a la vista del aspecto tan deforme que presentaba la lira antes de ser cosida.
Los colores rojo y azul fueron durante algún tiempo nuestro distintivo que según los niños nos identificaban con la selección nacional de fútbol. Pero nuevamente la política nos obligó a realizar otro cambio cuando, en Ciudad Real, alguien nos hizo ver la identidad de colores con un grupo político que también los llevaba aunque con otra distribución geométrica.
Nuestro interés en desvincularnos de cualquier ideario político nos aconsejó incluir un tercer color central, el verde, para alejar así cualquier coincidencia y fue a las madres a las que les tocó hacer la transformación en las banderolas de las cornetas y los tambores.
El emblema circular que los pequeños músicos llevaban sobre el pecho fue una creación mía. Por aquellos tiempos, en vísperas de las primeras elecciones democráticas, algunos partidos políticos hicieron como propaganda unos emblemas circulares algo menores que una galleta maría. Sobre ellos fuimos colocando adheridos los colores distintivos en fieltro y quedaron muy resultones porque llevaban en el centro un botón dorado con el emblema de la música. Jamás hubo que reparar alguno.
La complicación vino cuando, por culpa de los cambios, hubo que introducir la banda verde de en medio y fue preciso desmontar y reponer los botones centrales.
Lo que lamento hoy, a un montón de años ya de todo aquello, es no haberme quedado con alguno de los emblemas que habría constituido para mí en estos tiempos un recuerdo muy valioso. Al menos, conservo enmarcado un collage hecho con piezas de fieltro reproduciendo el banderín con la lira. Lo hice en Agudo poco antes de venirme a estas tierras y así mantengo vivos mis recuerdos al verlo con un marco.

MARCHAS
Siempre llamábamos así a las melodías que interpretábamos en nuestras actuaciones. Como nuestros desfiles podían consistir tanto en un pasacalle o en una diana que habrían de realizarse a paso ordinario como en una procesión en la que se debía caminar obligatoriamente a paso lento, teníamos que contar con un repertorio para cada tipo de actuación.
La Banda, con el tiempo, llegó a interpretar una misma melodía adaptándola al paso ordinario o al lento por lo que algunas marchas las ejecutábamos indistintamente, haciendo así un doble uso.
Lo pintoresco fue que todas las procesiones de la Semana Santa agudeña de 1.976 se llevaron a cabo con una sola marcha compuesta únicamente con las notas más bajas de la corneta que yo recordaba de mi niñez en Ciudad Real. Los niños no tocaron otra porque no tuvieron tiempo de aprender más ni tenían todavía una “embocadura“ que les permitiera otra cosa.
Sin embargo, tres meses después, cuando volví de las vacaciones que acostumbraba tomarme en el mes de julio, noté que se había ampliado el repertorio musical. Se empezaba a hacer dúos en algunos en algunas fases de las marchas y se ejecutaba ya casi a la perfección el segundo de los que dimos en llamar “Arranques” que nos servirían durante años para iniciar la interpretación de un conjunto de marchas, sin desfilar, en lo que denominábamos “Exhibición”.
El número de marchas fue aumentando paralelamente a la dificultad de su ejecución como se puede comprobar por la grabación magnetofónica que algunos conservamos donde las íbamos incluyendo a medida que íbamos consiguiendo perfeccionarlas.
Llegó el momento en el que tuvimos la osadía de componer nuestros propios temas originales, algunos muy sencillos que se interpretaron muchísimas veces y otros más complicados a varias voces ya a última hora. En la cinta magnetofónica aludida hay una serie de marchas con un subrayado especial que indican que eran creación o bien adaptación total o en parte nuestra.
Lo curioso del caso es que al marcharse Joaquín a Malagón, me pidió le hiciera una copia de de la ya referida cinta y, curiosamente, hace unos días, en Gandía, he podido comprobar que es mucho más completa que la que yo conservo, lo que indica que para hacer aquella copia que me pidió debí usar dos cintas, una de las cuales he debido extraviar. La mía, por cierto, sólo contiene marchas de los años 1.978 y 1.979 mientras que la de Joaquín incluye también las de 1.980 y 1.981 donde aparecen “El Acorde” y “Aída”, creaciones y adaptaciones nuestras, ambas a tres voces que yo no conservo más que en la memoria.
Por otra parte, nuestra Banda fue original hasta el punto de hacer cosas que no habíamos visto hacer a ninguna otra. En la interpretación de la ya referida “Exhibición”, sin dirección alguna por parte de los mayores, guiada únicamente por un redoble ya convenido del cabo de tambores, la Banda era capaz de cambiar el acostumbrado compás de dos o de cuatro tiempos, los normales en los desfiles de las bandas, por el de tres tiempos para volver de nuevo al compás inicial usando el mismo redoble. Quien entienda aunque sólo sea un poquitín de música valorará el mérito de esta maniobra que más adelante trato de explicar.
En la cinta magnetofónica que he referido, figura el nombre de cada una de las marchas a las que le teníamos puesto un título siguiendo en ocasiones la idea más peregrina o el capricho de cualquier “músico”. Que yo recuerde, Antonio Vera y Anisio Castillo eran los encargados a última hora de “dar la entrada” de la marcha a interpretar y para ello llevaban en el bolsillo una cartulina mecanografiada con los títulos para así recordarlas. (Todavía conservo tres de estas cartulinas)
Para los componentes que lean esto, voy a transcribir los títulos de las marchas que componían nuestro repertorio cuyos títulos seguro no han olvidado todavía:

Varios:
Arranque n.º 1
Himno Nacional
Toques militares
Arranque nº2
Diana
Diana con adornos
Exhibición
Diana floreada
Marcha de Infantes


Marchas:


Llamada
El flecha
Calzada
<Blancarola>
<La armónica>
<Do,do,do>
Aver María
Carrusel
Picada
Rivales
Guapa
Flechas son
<El acorde>


Criptana
Relevo
No comerás
<Escala>
 Heroína
<Minifalda>
Membrilla
<Voy tocando>
Pekinesa
<Regimiento>
<La suave>
Fagina
Font del gat


<Ta,ta,ti>
Imposible
Degollá
Paracas
<Tracatrá>
Oración
<Saeta>
<De Agudo>
Novedad
Eurovisión
<Aída>
<Patata>
<San Faustino>

Nota: Las marchas encerradas entre ángulos < >, son temas originales nuestros o adaptaciones para nuestra Banda.
Ahora, aunque sea un poco pesado, voy a intentar detallar los distintos pasos que nuestra Banda seguía para interpretar una marcha que los chavales ejecutaban de una forma automática, que puede que al público le pasaran desapercibidos:
            . - El encargado de “dar la entrada” elevaba su corneta.
            .- A esta señal, el cabo de tambores hacía un redoble continuo y prolongado con el que indicaba al resto de los tambores que redujeran su sonido.
            3º.- El encargado de “dar la entrada” ejecutaba las primeras notas de la marcha que se iba a interpretar.
            4º.- El cabo de tambores hacía un redoble especial, ya establecido que servía de aviso al resto de los tambores.
            .- Al final de ese redoble, todos los tambores respondían otro, también establecido, que servía de aviso a los cornetas. Simultáneamente, todas las cornetas se elevaban haciendo un saludo.
            .- Al acabar el redoble colectivo y el saludo, los cornetas comenzaban a interpretar la marcha que se les había anunciado.
            7º.- Acabada la marcha, todos los tambores repetían el mismo redoble que había servido para dar la entrada a las cornetas. Simultáneamente con el redoble, los cornetas volvían a saludar.
            .- Acabado el redoble y el saludo, toda la Banda volvía al desfile normal y los tambores a su redoble acostumbrado.
He detallado todos estos pormenores para valorar positivamente la precisión, sincronía y atención que se requería de los pequeños músicos y puede que a quien no lo haya vivido se le harán difíciles de retener. Pero los muchachos, a costa de muchísimas horas de ensayo en la Plaza de Arriba y de una infinidad de vueltas a su alrededor, conseguían realizarlo todo sin que hubiera que lamentar algún pitazo o palillazo dados a destiempo.
Durante el desfile a paso ordinario, las cornetas se movían rítmicamente del muslo al hombro izquierdo en un paso, para al siguiente volver al muslo. En el siguiente las cornetas iban a una posición adelantada regresando posteriormente al muslo de nuevo lo que daba espectacularidad a los desfiles. Igualmente los tambores, cuando marchaban a paso ordinario, al terminar el redoble inicial de cada compás, debían elevar el brazo izquierdo con la baqueta hasta la altura de sus ojos.
En los desfiles, todos los miembros de la Banda sabían que al llegar al ángulo de una esquina habían de realizar un cruce de forma que, los que iban colocados en el lado izquierdo de la formación, debían cruzar la calle para continuar en el derecho y los del derecho al izquierdo permaneciendo sin cambios la fila central. He aquí otra maniobra que desarrollaban con gran facilidad después de ensayarla cuatro veces en cada una de las infinitas vueltas a la Plaza de Arriba que me he referido antes.
Por otra parte, los sufridos tambores, menos espectaculares que las cornetas, también tenían su protagonismo en la Banda. Ellos eran los que, sin dirección externa alguna, llevaban el cambio de compás y, siguiendo los distintos redobles del cabo, atenuaban o incrementaban la intensidad del sonido según lo requirieran las circunstancias y acusaban algún golpe o redoble para evitar la monotonía. Igualmente, los portadores de los bombos sabían distribuir sus golpes de distintas formas rompiendo así la uniformidad de su sonido y eran, finalmente, los responsables de la velocidad del paso de toda la Banda.

= ACTUACIONES =
La Banda no podía mantenerse viva mientras no recibiera remuneraciones por sus actuaciones y de éstas procedían el noventa por ciento de sus ingresos. Por otra parte, eran las que estimulaban el trabajo y la exigencia de chicos y grandes para conseguir la mayor perfección.
Lo que se inició como una agrupación únicamente con aspiraciones locales, al haber sido los primeros en toda la comarca en poner en marcha este tipo de actividad, hizo que a los pocos meses de vida, nuestra presencia fuera requerida en las localidades próximas en un principio y en otras más alejadas de las provincias cercanas posteriormente.
Aunque hayan pasado más de seis lustros, el haber conservado el borrador de contabilidad al que creo haber ya aludido en otras ocasiones, me permite ahora ser muy preciso en cuanto a los datos.
Durante los cinco años y medio de los que trato en esta pequeña historia, la Banda salió a la calle, sólo en nuestra localidad, aproximadamente en unas noventa ocasiones: Semana Santa, procesiones de la Virgen de la Estrella, del Corpus, San Isidro, San Roque, Cabalgatas de Reyes, Carnavales, en Navidad en busca del aguinaldo, en nuestros aniversarios y otras más aisladas.
No voy a omitir la relación de las localidades en las que nuestra Banda actuó:
Ciudad Real (3 veces)
Chillón (2 veces)
Talarrubias
Abenójar
Puebla de D. Rodrigo (3 veces)
Casas de Don Pedro
Daimiel (2 veces)
Guadalmez
Almodóvar del Campo
La Solana
Siruela
Saceruela (5 veces)
Almadén (8 veces)
Tamurejo (2 veces)
Garbayuela
Almadenejos (2 veces)
Castilblanco
Herrera del Duque
Fuenlabrada (2 veces)
Argamasilla de Calatrava


Todavía recuerdo la tarde en la que Joaquín y yo nos desplazamos hasta Campanario, en la vecina provincia de Badajoz, donde al parecer había interés en que actuáramos. Finalmente, por dificultades de horario más que por motivos económicos, no pudimos llegar a un acuerdo. Un viaje baldío...
Sumando a los recorridos efectuados para las anteriores actuaciones los desplazamientos por viajes de otro tipo que he tenido la paciencia se sumar, la Banda anduvo por esas carreteras de Dios bastante más de nueve mil kilómetros.

= CONCURSOS =
Durante la época en que nuestra Banda se mantuvo en funcionamiento, eran muy frecuentes los concursos de bandas de cornetas y tambores que organizaban la OJE, entidades municipales, asociaciones culturales o instituciones religiosas. La desventaja que para nosotros suponía el considerable gasto económico del desplazamiento hacia localidades del otro lado de la provincia en las que generalmente se organizaban, dificultó que participáramos en algunos. De todas formas, no tardamos demasiado en comprobar la manifiesta parcialidad de los jurados a la hora de valorar las interpretaciones.
Nada más salir del cascarón, a los dos meses escasos de iniciar nuestra actividad, la Banda fue invitada a participar en el concurso que se celebró en Ciudad Real en mayo de 1.976. Es muy poco lo que puedo contar de aquel certamen ya que el mismo día en que se realizó, fue cuando mi todavía pequeño Alfonso recibió su Primera Comunión y tuve que quedarme en Agudo para atender a los familiares que nos habían visitado.
Joaquín, Carmelo y Carlos Jesús que acompañaron a los críos me contaron que fue la banda más joven de todas las participantes. Creo recordar que nuestro repertorio era todavía muy corto pero para entonces se tenía bastante madurito uno de los “Arranques” que con algunas marchas más completaron la actuación.
No se alcanzó premio pero se nos concedió una ayuda económica de viaje y un diploma que siempre se conservó enmarcado en nuestra sede porque suponía nuestro primer trofeo.
En Febrero de 1.977, la Banda participó en el concurso del Carnaval de Almadén en el apartado de agrupaciones y allí se obtuvo un premio en metálico. En otro apartado daré detalles de esta actuación.
En la primavera de 1.979 fuimos invitados a participar en el “Concurso Ciudad de Daimiel” que tendría lugar el Jueves Santo a más de ciento cuarenta kilómetros de Agudo. Esta fue nuestra primera experiencia seria. La Banda estaba ya bastante madurita en cuanto a ejecución musical y muy disciplinada en sus formaciones y desfiles rebasando a las demás en este último aspecto si bien aún no contábamos con cornetas de llave como otros competidores lo que suponía una clara desventaja.
Los rivales de este concurso eran bandas en edad juvenil mientras que la nuestra era todavía infantil. Hubo una de Almagro compuesta por adultos que pienso se presentaron para participar en el concurso a ver si ganaban algún dinero con el premio que después incrementarían con lo que obtuvieran al desfilar en alguna procesión de aquella Semana Santa.
Se compitió con las bandas de Pedro Muñoz, La Solana, Almagro, Membrilla, Almodóvar del Campo, Corral de Calatrava, Calzada de Calatrava, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, una segunda de Almagro (la de adultos), y Daimiel que participaba fuera de concurso. He detallado la relación para demostrar que en estos certámenes nos oponíamos a pueblos grandes de la provincia. Obtuvimos un dignísimo cuarto puesto que, desgraciadamente, no suponía premio.
Al año siguiente volvimos participar en el certamen daimieleño y aunque seguíamos siendo los más jóvenes , nuestra Banda era ya altamente competitiva pues su calidad técnica y musical se había incrementado notablemente al contar ya con algunas cornetas de llave. Esta vez, conseguimos un tercer puesto detrás de Membrilla y La Solana con premio en metálico y un trofeo consistente una pequeña placa de mármol que conservo en casa como recuerdo.
En esta ocasión nos opusimos a Membrilla, Puertollano, Pedro Muñoz, Herencia, Torralba y La Solana. Todavía no he olvidado el monumental cabreo que agarró Joaquín al vernos pospuestos a La Solana que demostró una calidad sensiblemente inferior a la nuestra.
Yo mismo que formé parte del jurado en representación de nuestra Banda, muy pronto observé sensibles irregularidades. Era incomprensible que mientras una agrupación merecía una puntuación casi máxima para unos miembros, para otros su valoración fuera muy escasa. Afortunadamente, nuestra Banda obtuvo unas puntuaciones medias muy uniformes que nos hicieron merecedoras del premio.
Los propios críos observaron, como demostraron por comentarios posteriores, que nuestra Banda y nuestra participación fue mucho mejor que la de La Solana que había quedado delante de nosotros.
Muy pronto comprendimos el porqué de aquellas diferencias en las puntuaciones de los miembros de los jurados al participar en el concurso “Jesús Rescatado” de La Solana. Allí nos plantamos a casi ciento ochenta kilómetros de Agudo, acompañados de un montón de padres y simpatizantes.
Para competir llevábamos a estreno una marcha de nuestra creación a tres voces que habíamos titulado “El Acorde” y lo que llamábamos “Exhibición” que incluía una serie de marchas entre las que se incluía una en compás de tres por cuatro, lo que suponía una innovación pero no obtuvimos premio alguno al clasificarnos en cuarto lugar a catorce puntos de Membrilla, la ganadora, a trece de Daimiel y a seis de Torralba.
Esta vez el cabreo de Joaquín alcanzó un grado sumo porque él estuvo en el jurado en representación nuestra. Los padres que nos acompañaron aunque no fueran técnicos en la materia pudieron ver muy claro que allí hubo cosas raras.
Las bandas que se presentaron, además de Agudo fueron Membrilla, Valdepeñas, Torrenueva, Herencia, Daimiel, Pedro Muñoz, Infantes, Torralba, y La Solana que participó fuera de concurso.
De este certamen sacamos la conclusión de que unos pueblos organizadores en sus concursos favorecían a las bandas de localidades que a su vez también montaban competiciones musicales, estableciendo entre ellos, al parecer, un acuerdo de buen trato recíproco Así, en Daimiel se favoreció a La Solana y en el concurso de ésta última localidad se favoreció a Daimiel. Más claro, hoy por mí, mañana por ti. Esto fue lo que hizo que decidiéramos no volver a participar en más concursos sabiendo lo que había por medio.
Curiosamente, recibimos poco más adelante reiteradas invitaciones para tomar parte en el concurso que organizaba Torralba de Calatrava (a diez kilómetros de Daimiel donde ya habían sido premiados). ¿Para qué íbamos a participar si, según la costumbre establecida, las puntuaciones ayudarían a Daimiel y La Solana que ya les habían favorecido anteriormente?.
Fue muy duro pero a la tercera aprendimos y suspendimos nuevas participaciones en concursos.
Pero lo peor del caso es que pensaban que no nos habíamos aprendido la lección. Aún conservo las normas de la convocatoria del concurso de Torralba de Calatrava de 1.982 que me mandó Carlos Jesús en el que por cierto, había sustanciosos premios en metálico: 75.000, 60.000 y 50.000 pesetas. En la misiva me decía desde Agudo que, escarmentado, no pensaba volver a concursar.

= ACTIVIDADES =
Nuestra Banda con lo obtenido de las actuaciones musicales, gracias a las cuales sobrevivía, organizó distintas actividades de tipo cultural y recreativo que constituyeron el único pago al esfuerzo que todos hicimos para iniciarla y hacerla progresar.
Porque la Banda intervino en la organización o al menos colaboró en las actividades más diversas. Igual ponía en funcionamiento un torneo interno de juegos de mesa, que formaba un equipo de fútbol, participaba en la organización de una competición de tiro al plato, con escaso provecho económico por cierto, o ponía en marcha viajes turísticos de cierto calado.
Como nadie percibía dinero alguno de lo recaudado por las actuaciones, los niños, al ser escolares, recibieron en ocasiones lotes de material para su trabajo. Otras veces, como en las ferias de los años 1.979 y 80, se les pagaron las entradas para acceder a los circos que vinieron por esas fechas.
Tampoco se olvidaron actividades de otra naturaleza y prueba de ello es la despedida que se le hizo a Antonio Rubio Fernández, nuestro primer cabo de tambores, quien debió dejarnos por marcharse a trabajar a Madrid.
Se le regaló una placa a Carlos Jesús con motivo de su enlace matrimonial quien invitó a una suculenta merienda a los pequeños músicos en nuestra sede.
La despedida de Joaquín en vísperas de su traslado que suponía su desvinculación, al menos de una forma directa, del funcionamiento de la Banda que ayudó a crear fue muy emocionante.
Yo mismo me vi sorprendido por un inesperado desfile que debieron organizar Carmelo y Carlos Jesús la víspera de mi venida a Málaga. Desde entonces guardo en lugar bien visible la placa de plata con la que fui obsequiado en la que se me agradecía el trabajo que había desempeñado dentro de la Banda tal como ocurriera antes con Joaquín.
Llegamos a establecer una actividad recreativa que se convirtió en costumbre. Todos los años, a la altura del mes de septiembre, cuando las actividades musicales por las actuaciones decrecían y las reservas económicas internas lo permitían, solíamos “irnos de junta”, como se decía en términos agudeños, comprando algún chivo o cordero que diera la talla para el grupo. Ahora recuerdo que para estas salidas campestres contamos, desde la primera vez, con la colaboración como cocinero de José Fernández, padre de un alumno mío algún tiempo antes y tío de varios22
“músicos” quien jamás consintió en cobrarnos algo por su colaboración. Desde aquí, un tardío agradecimiento.
Otra costumbre que fijamos fue la de celebrar los cumpleaños de la Banda cada uno de los últimos sábados de febrero en recuerdo de los ensayos iniciales. Solíamos hacer un desfile por el pueblo y después de la foto con el número de cumpleaños, degustábamos una merienda en la que considerábamos nuestra segunda sede, el salón de arriba de Isidoro y Celes quienes nos lo cedían gratuitamente
Cuando las circunstancias económicas ya lo permitieron, empezamos a invitar a los padres a los que informábamos de nuestros proyectos y se quedaban a merendar con nosotros. Muchos conservarán fotos de todo aquello. Aquellas invitaciones pretendían ser una compensación y servían para demostrarles el agradecimiento por todo los que nos ayudaron desde el primer día.
Seguro que todos los componentes de la Banda recordarán la “junta” a la que fuimos invitados en “El Lote” por Eugenio Moyo, entonces alcalde, al poco tiempo de la venida al pueblo del Gobernador Civil que trato en otro apartado. Allí, Afrodisio Ortiz, siempre espléndido con la Banda, estableció una competición de tiro de cuerda que sirvió para hacernos donación de otra de las múltiples propinas que tan repetidamente nos entregó.
Pero lo más notable en nuestras actividades fueron los viajes con cargo a la economía de la Banda. A ellos íbamos todos y en ocasiones, lo recuerdo, vinieron con nosotros algunos antiguos componentes que nos habían dejado. En ellos éramos acompañados por padres y simpatizantes hasta llenar el autobús quienes, con el pago de sus viajes, ayudaban a cubrir los gastos generales del desplazamiento.
Lo que es muy cierto es que, además de los lugares que los muchachos pudieron conocer al realizar actuaciones, con los viajes de tipo turístico que solíamos organizar tuvieron oportunidad de ver muchas cosas que creo no habrán olvidado todavía.
En 1.977 realizamos un viaje a Madrid donde visitamos Safary Park, el Parque de Atracciones y el Aeropuerto de Barajas. De verdad que no he olvidado aquellas caras con los ojos bien abiertos para absorber cuanto veían ni la expresión de triunfo que traían los que habían conseguido dar con el recinto que albergaba a los osos panda. Tampoco la expresión de sus caras al ver a animales salvajes en libertad a pocos metros del autobús. Lo que disfrutaron en las atracciones del parque, para ellos hasta entonces desconocidas, con los cupones que les entregamos a cada uno o viendo desde la terraza del aeropuerto los continuados despegues y aterrizajes, que lo cuenten los entonces pequeños músicos.
En el año 1.978, con el apoyo de la entonces Caja de Ahorros Ronda que nos permitió usar como alojamiento su colonia de Sabinillas, en Manilva, el último pueblo malagueño limítrofe con Cádiz, realizamos un viaje en el que la mayoría de los niños pudieron conocer el mar y bañarse en sus playas durante varios días.
En este viaje a la ida, nos detuvimos en Córdoba para visitar la Mezquita. Llegados a Málaga, visitamos el puerto donde, afortunadamente, se hallaba fondeada parte de la VI Flota americana y entre los navíos estaba el portaviones atómico “Forrestal”, fácilmente identificable por su enorme torre de mando cuadrada detalle que yo conocía de mis tiempos de milicia en Puerto Pollensa en cuya bahía lo vi fondeado en una ocasión.
Usando como base la colonia de Sabinillas, nos acercamos La Línea de la Concepción desde donde tuvimos a tiro de piedra el Peñón de Gibraltar al que en aquella época no se podía acceder porque estaba cerrada la frontera.
En el viaje de regreso, al paso por Málaga, nos acercamos a visitar el Castillo de Gibralfaro para disfrutar de sus bellas panorámicas. (En el Anecdotario cuanto más cosas de esta visita).
En el mes de noviembre de 1.979, al final de la temporada normal de actuaciones, hicimos otro viaje turístico hacia Arenas de San Pedro, en la provincia de Ávila, donde visitamos la cueva de “Romperropas” y, complaciendo a los muchachos, hicimos el regreso por Madrid para visitar nuevamente el Parque de Atracciones.
En 1.980, con motivo de nuestra fallida participación en el concurso de La Solana, nos acercamos hasta las Lagunas de Ruidera para que se nos pasara el mal rato. Allí comimos y los niños y los acompañantes tuvieron oportunidad de conocer aquel pintoresco lugar que, perteneciendo en una parte a nuestra provincia y en la otra a la de Albacete, está a más de doscientos kilómetros de Agudo.
Fue en octubre de 1.981, estando ya trabajando en Málaga, cuando se me invitó junto a los míos y a la familia de Joaquín a participar en el viaje que organizaron Carlos Jesús y Carmelo, los únicos adultos que quedaban en la Banda, que nos llevaría hasta Ceuta, dando lugar a que los críos subieran en barco para atravesar el Estrecho de Gibraltar, y a la oportunidad de que pudieran pisar el continente africano.
Al llegar a Málaga, antes de iniciar el regreso, nos acercamos a Nerja para visitar su maravillosa cueva lo que dio ocasión a los pequeños viajeros de establecer una comparación con la de Arenas de San Pedro que conocían desde dos años antes.
Con este magnífico viaje, aparte de la pequeña vanidad que supuso pisar tierra africana, se recorrió de un extremo a otro la Costa del Sol. Además tuvimos la oportunidad los “cuatro ilusionados” de reunir a nuestras familias lo que no ha vuelto a repetirse.
Al tener ya mi residencia en Málaga, tuve que desvincularme forzosamente de cualquier actividad e iniciativa en la Banda, tal como le ocurriera a Joaquín un tiempo antes por su traslado. Desde entonces Carlos Jesús y Carmelo hubieron de cargar ya con toda la responsabilidad.
Tal vez me haya extendido demasiado en este apartado pero lo he hecho intencionadamente para dejar constancia de que la Banda trató de cubrir otros aspectos más que los estrictamente musicales y le dio a sus componentes, como compensación a su trabajo ejemplar, la oportunidad de conocer buena parte de España.

NUESTRA SEDE
Una muestra más del total desamparo en el que la Banda inició sus primeros pasos, fue que no se contaba con un local en el que realizar los ensayos ni donde guardar siquiera los escasos instrumentos.
Recuerdo que en los primeros días, nos reuníamos en la Iglesia de Arriba ensayando las cornetas en la sacristía y los tambores bajo el coro porque aún no sabían los suficiente para juntarlos. Poco después, pareció más oportuno que nos bajáramos hasta el Santuario de la Virgen y mientras unos pitaban en la sacristía, los otros aporreaban sus tambores junto a la escalera del camarín.
De todas formas, no tardamos demasiado en ocupar los bajos del Teleclub que no estaba en funcionamiento, instalándonos en los túneles interiores de la planta baja en los que antiguamente estuvieron las escuelas de párvulos. Por lo menos, con nuestra presencia y actividad se le dio un uso cultural a aquellas dependencias.
No tardó Carlos Jesús en colocar un rótulo de la Banda en el arco que había en el interior pero, al poco tiempo, lo colocó en la puerta de la Plaza de Arriba, dejando así testimonio público de nuestra existencia.
Pronto tuvimos que mandar construir un armario de mampostería que realizó el padre de uno de los componentes cuyo nombre he olvidado. En este armario guardaríamos el vestuario y muy pronto encargamos unos soportes de madera para alojar las cornetas, los tambores y otros detalles para adaptar los dos recintos a nuestras necesidades.
Para ensayar en el interior, las cornetas se colocaban en el túnel de la izquierda y los tambores en el de la derecha donde se hallaba la biblioteca del Teleclub que pusimos gran interés en aislar.
Lo que no me explico es como no acabamos todos sordos por la tremenda resonancia que se producía.
Por otra parte, el local que ocupamos durante años no podía tener mejor situación pues nada más salir a la puerta, estábamos ya en la Plaza de Arriba que con su amplitud nos permitía ensayar nuestros desfiles y evoluciones.

LA BANDA EN LA PRENSA
Creo que para cualquiera supone una satisfacción “salir en los periódicos”. Si además, lo que se refleja en ellos es lo relativo a una organización que partió del cero más absoluto y en la que se ha intervenido voluntariamente sin compensación económica alguna, consiguiendo su desarrollo con cierto éxito, explicará el interés que tuvo alguno de guardar cuantos recortes de prensa cayeran en sus manos relativos a la Banda.
Todo lo que conservo a excepción de una página de la revista “Estudia y Ahorra” de la Caja de Ahorros de Ronda, procede del ya antiquísimo diario “Lanza” que hace ya más de treinta años era el único que se publicaba en la provincia.
Lógicamente, la mayor parte de las noticias de prensa proceden de la pluma de Pedro Jiménez, entonces corresponsal local del citado diario.
Pero lo más curioso es que la primera vez que pude comprobar que la actividad de nuestra Banda se reflejara en el periódico provincial, fue en febrero de 1.977 a través de de una crónica del corresponsal de Almadén quien escribía sobre nuestras actuaciones en los carnavales de aquella localidad.
Así es que me sorprende que, yo que leía “Lanza” todos los días, tuviera que esperar hasta el 15 de noviembre de 1.977 para hallar una alusión a nuestra Banda procedente de Agudo cuando llevaba ya algo más de año y medio de funcionamiento. Lo curioso es que en la larga crónica de la fecha citada se detallaban ampliamente los inicios y las actuaciones locales, las primeras salidas a otros pueblos, la participación en el Certamen de Bandas de Ciudad Real, alguna actividad recreativa de los principios y hasta el primer viaje a Madrid. Todo esto demuestra que aquel artículo constituía la primicia informativa desde Agudo sobre su Banda.
Algunas noticias sobre nuestra agrupación fueron escritas por los corresponsales de las localidades en las que habíamos actuado.
Es posible que apareciera algún comentario sobre la Banda en los periódicos de la capital pacense debido a las repetidas ocasiones en las que habíamos actuado en localidades de la provincia vecina pero no tuve oportunidad de comprobarlo.
Como curiosidad, voy a relacionar las diecinueve ocasiones en las que el trabajo de la Banda se vio reflejado en la prensa:
- 27 de febrero de 1.977.- “Lanza”.- Corresponsal de Almadén.- Crónica de los carnavales de la citada localidad.- Referencia a la participación de la Banda en los desfiles de carnaval y al premio obtenido por ella en el apartado de agrupaciones.
- 15 de noviembre de 1977.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Amplio resumen de todo lo relativo a la puesta en funcionamiento de la Banda, actuaciones,26
actividades diversas, participación en el concurso de Ciudad Real, alusión al primer viaje a Madrid, defensa por los emblemas de OJE que entonces usábamos y declaración de que “La Banda de Agudo es del pueblo y para el pueblo”. Incluye una foto de la Banda en un desfile.
- 7 de marzo de marzo de 1.978.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Comentario sobre el segundo aniversario de la Banda.
- 26 de marzo de 1.978.- “Lanza”.- Equipo de Redacción del periódico.- Crónica sobre los desfiles procesionales de la Semana Santa Ciudad Real.- Cita la actuación de nuestra Banda en una procesión del Viernes Santo.
- 7 de abril de 1.978.- “Lanza”.- Corresponsal de Abenójar.- Programa de festejos de la Fiestas Patronales.- Menciona la próxima participación de nuestra Banda.
- 12 de abril de 1.978.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Saludo a Abenójar por sus Fiestas Patronales.- Menciona la actuación de la Banda.
- 16 de abril de 1.978.- “Lanza”.- Corresponsal de Abenójar.- Resumen de las Fiestas Patronales.- Cita la participación de la Banda de Agudo.
- 8 de octubre de 1.978.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Amplia y detallada crónica sobre el primer viaje a la Costa del Sol.
- 11 de octubre de 1.978.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Comentario sobre las actuaciones de nuestra Banda en Almadenejos.
- Diciembre de 1.978.- Revista “Estudia y Ahorra” de la Caja de Ahorros de Ronda.- Crónica nuestra sobre el viaje a la Costa del Sol.- Incluye fotografía.
- 7 de septiembre de 1.979.- “Lanza”.- Corresponsal de Puebla de Don Rodrigo.- Crónica de las Fiestas Patronales.- Relata la actuación de nuestra Banda.
- 2 de marzo de 1.980.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Amplia crónica sobre nuestro cuarto aniversario.- Resumen sobre algunas actuaciones y viajes.
- 8 de abril de 1.980.- “Lanza”.- Corresponsal de Daimiel.-Crónica sobre el “II Concurso Ciudad de Daimiel”.- Mención del premio que obtuvimos.
- 21 de mayo de 1.980.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Comentario sobre la festividad de San Isidro.- Refleja la actuación de nuestra Banda.- Cita nuestra participación en la organización del concurso de tiro al plato.- Alusión al trofeo de la Banda para el ganador.
- 4 de marzo de 1.981.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Comentario sobre la celebración de nuestro quinto aniversario.
- 22 de abril de 1.981.-“Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Crónica sobre la Semana Santa local (No hay alusión a la participación de la Banda en todas las27
procesiones menos en la del Viernes Santo porque ese día tuvimos actuación doble en Ciudad Real por la mañana y en Almodóvar por la tarde).
- 11 de Agosto de 1.981.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Amplísimo resumen de todas las actividades que la Banda ha desarrollado desde su inicio en el que se la califica como una de las mejores de la provincia.- Se cita a todos los componentes de la Banda inicial.- Incluye una foto de la Banda en la escalinata de la puerta trasera de la iglesia parroquial.
- Octubre de 1.981.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Comentario sobre la puesta en marcha del grupo de majorets en el que se cita a las colaboradoras.
- 2 de diciembre de 1.981.- “Lanza”.- Corresponsal de Agudo.- Amplia y detallada crónica sobre el viaje a la Costa del Sol y Ceuta.
Los recortes de las dos últimas noticias que he citado me los debió facilitar Carlos Jesús. Después, debido a mi ausencia de Agudo, ya no pude saber si volvió a escribirse algo más sobre la Banda en la prensa.

 LOS MEDIOS DE LOCOMOCIÓN
En los viajes largos de tipo turístico, AISA, Autocares Godoy de Talarrubias, o la Empresa Manzanares solían encargarse de nuestro transporte. Hubo una época, cuando la Banda no era aún muy numerosa, en la que la Empresa Vozmediano, de Almadén, disponía de un autobús que nos venía a la medida.
Pero desplazar a más de cuarenta críos y a los mayores que les acompañábamos suponía con frecuencia un serio problema. En ocasiones, los desplazamientos eran cortos y por otra parte, como lo recaudado por estas actuaciones era una cantidad no muy grande, no era aconsejable en absoluto contratar un autobús que podría llevarse una buena parte de lo que ganáramos.
Para estos viajes cortos y de escaso rendimiento dinerario, llegábamos a echar mano de cualquier vehículo que se prestara a transportarnos. Así, algunas furgonetas industriales y vehículos todoterreno agudeños pagados por la Banda, nos fueron muy útiles. Sus propietarios rentabilizaban un día en el quizás no tendrían otra cosa que hacer y a nosotros nos hacían un gran favor porque solían resultarnos bastante económicos.
En muchas ocasiones, se unían voluntariamente a la expedición algunos padres y simpatizantes de la Banda quienes con sus vehículos colaboraban al transporte y lo mejor del caso es que, la mayor parte de las veces, no nos aceptaban siquiera la pequeña cantidad que teníamos establecida por kilometraje.
Por eso debo citar a Pepe Roura, Alfonso Blasco, Jesús Pellejero, Luis Daniel Delgado y alguno más que pueda haber olvidado a los que yo creo que ya es hora que les agradezca públicamente la ayuda que entonces nos prestaron.
No creo que haga falta decir que los que formábamos parte de la familia musical figurábamos siempre con nuestros vehículos en aquellos viajes.

 ECONOMÍA
Vuelvo a confesar una vez más el uso del borrador de contabilidad que conservo que ahora me permite hacer un montón de precisiones para esta pequeña historia.
Conviene que quede bien claro desde un principio que en la Banda NADIE obtuvo compensación económica alguna por su trabajo, ni chicos ni grandes. Seguro que algún malpensado jamás se explicó, ni se explicará ahora, cómo pudimos gastar tantísimas horas sin percepción dineraria alguna, cargados encima de la alta responsabilidad que suponía los continuos viajes con un montón de críos... ¡Allá él!.
El único ingreso económico que en algunas ocasiones percibimos los mayores fue el que dimanaba del continuado uso de nuestros propios vehículos, cuando empezamos a cobrar algunas pesetas en concepto de kilometraje porque ya llevábamos recorridos con anterioridad muchos cientos de kilómetros para gestionar actuaciones, realizar compras o transportar a los propios músicos. También con el tiempo, empezamos a cargar el gasto de las conferencias telefónicas que manteníamos desde nuestros domicilios, que fueron muchas.
Otra excepción, ésta referida a lo muchachos, fue el dinero que en alguna ocasión recibieron quienes trabajaban ya por cuenta ajena, a los que la Banda les compensó el dinero que su patrono les descontaba por recortar la jornada laboral para participar en alguna actuación en otra localidad.
Los mencionados son los únicos casos en los que alguien que perteneciera a la Banda de una forma o de otra, recibió algún dinero en metálico de la economía de la organización durante el período que estoy relatando.
La verdad es que la ayuda oficial recibida por la Banda considero que fue escasísima. En los cinco años y medio a los que me estoy refiriendo, además de los veinte equipos iniciales de vestuario en 1.976, recibimos como subvenciones oficiales, en septiembre de 1.978 la cantidad de 7.750 ptas., en noviembre de 1.979 se nos entregaron 10.000 ptas. y en marzo de 1.981 percibimos ya 25.000 ptas., cantidad considerable comparada con las anteriores. La suma total de estas percepciones de origen municipal en cinco años fue de 42.750 ptas. lo que supuso una insignificancia para una actividad como la nuestra
Es un poco triste, pero ahora es cuando uno se da cuenta de que cada uno de los más de cuarenta muchachos que integraron la Banda, tan sólo mereció alrededor de mil pesetas por sus cinco años largos de dedicación y esfuerzo voluntarios. Bien claro demuestra este hecho que chicos y grandes nos movíamos por unos motivos que no eran los económicos...
La Banda afortunadamente también contó con otros ingresos como los procedentes de propinas de particulares, tanto de Agudo como de otros pueblos, que nos entregaban porque los críos debían caer simpáticos. Hay que incluir también aquí las aportaciones de los acompañantes en nuestros viajes, los obtenidos de las rifas que nosotros mismos organizábamos al principio y hasta las aportaciones personales de los propios niños, “el durillo”, que cuento en el anecdotario.
Temporalmente hacíamos un cierre de cuentas para que todos quedáramos enterados de la situación económica y cuando empezamos a invitar a los padres a nuestros cumpleaños, les ofrecíamos un resumen del estado de nuestras finanzas que jamás nos fue pedido.
Aunque quizás sea demasiado meticuloso, voy a hacer un resumen de cada uno de los cierres de cuentas que hicimos:
- Junio de 1.976.- Ingresos: 39.246 ptas. Gastos: 15.582 ptas.            Saldo: 23.664 ptas.
Nota: En esta fecha ya habíamos cobrado por adelantado 15.000 ptas. a la Hermandad de la Virgen de la Estrella.
- Junio de 1.977.- Ingresos: 81.151 ptas. Gastos: 78.127 ptas.            Saldo: 3.024 ptas.
Nota: En este momento existía una deuda de 4.682 ptas. en Comercial Muñoz por la compra de pantalones, lana de jerseis y otros conceptos.
- Junio de 1.978.- Ingresos:125.868 ptas. Gastos:102.557 ptas.          Saldo: 23.311 ptas.
- Feb. de 1.979.- Ingresos:247.786 ptas. Gastos:204.686 ptas.            Saldo: 43.100 ptas.
- Feb. de 1.980.- Ingresos:237.699 ptas. Gastos:188.519 ptas.            Saldo: 49.180 ptas.
- Feb. de 1.981.- Ingresos:276.861 ptas. Gastos:123.428 ptas.            Saldo:153.433 ptas.
- Julio de 1.981.- Ingresos:265.569 ptas. Gastos: 34.737 ptas.            Saldo:230.832 ptas.

Demostración del Saldo
                                   En Caja de Ronda:.. . . . . . . . . . 202.239 ptas.
                                   En Caja Rural: . . . . . . . . . . . . . 24.141 ptas.
                                   En Caja: . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.452 ptas.
                                   Total igual al Saldo:. . . . . . . . . .230.832 ptas.

Nota: Además de las cantidades relacionadas, en una libreta de Banesto se había depositado lo proveniente del “durillo”, aportación personal de los componentes en los primeros tiempos, que alcanzó la cantidad de 11.195 ptas., para así mantenerla fuera del manejo ordinario de la Banda.
En el libro de contabilidad que conservo, aparecen las firmas ilegibles de Carlos Jesús y Carmelo así como las de Anselmo Rubio, Reyes García y otra más ilegible como representantes de los pequeños “músicos” en señal de conformidad.

= ANECDOTARIO =
Constituye este apartado un conjunto de relatos cortos que reflejan hechos que todos vivimos durante nuestros cinco años musicales.
A lo largo de la pequeña historia de las páginas anteriores he tratado de personalizar poco pero quizás estas narraciones puedan dar la oportunidad de que todos podamos aparecer de una forma o de otra como protagonistas aunque sólo sea indirectamente.
Porque, dirigiéndome a los músicos, pregunto: ¿Acaso no soltaste tu meadita en la cuneta aquel día camino de Córdoba?. ¿Fuiste de la escasa docena de los que no se mareó en los primeros viajes?. ¿Seguro que no ayudaste a acabar con las dos enormes cestas de regordos que nos comimos en Siruela?. ¿Es que no fuiste de los que ayudaron a arrasar en el aperitivo del Ayuntamiento de Almadén?. ¿Lo ves?. Todos hemos sido protagonistas de todo.
Seguro que habré olvidado cosas que bien merecían figurar aquí como las que me recordó Joaquín hace unos días que no he dudado en incluir.
Intencionadamente, las anécdotas no están dispuestas en orden cronológico buscando una mayor variedad.
Tal como creo haber escrito en otro lugar, comencé esta pequeña historia que tienes en tus manos por las anécdotas intentando contarlo todo a través de ellas. Al ver las dificultades que encontraba, cambié el rumbo no dudado en escribir por separado todos los apartados de las páginas anteriores.


-1- - EL LLANTO DE PINI -
Todos llamábamos “Pini” a Félix Cerrillo que heredaba así el apodo de su padre.
Era la primera fase de selección de los niños que empezaban a iniciarse en el aprendizaje de las escasísimas cornetas disponibles, dudando todavía si seríamos capaces de sacar algo en claro.
Aquella tarde estábamos ya en uno de los túneles de los bajos del Ayuntamiento, Joaquín, un montón de aprendices, entre ellos “Pini” y yo. El pobre Félix, por más que lo intentaba, no era capaz de sacar ni un sonido medio aceptable de la corneta. Como el número de instrumentos de que disponíamos era muy escaso, debíamos dar oportunidades solamente a los que más rindieran.
Fui yo, quizás demasiado duro, el que le dio a entender que tendría que dejarlo para que otro ocupara su puesto. Félix no respiró siquiera pero pudimos comprobar que le caían lágrimas por la cara como resultado de su decepción. Traté de consolarlo pero al día siguiente, allí estaba de nuevo entre los aprendices.
Lo más curioso del caso es que, en muy poco tiempo progresó de una forma sorprendente y a la hora de la verdad, hubo que contar necesariamente con él para el primer desfile.
Más curioso todavía resultó que fuese de los primeros en mostrar capacidad y afinación para hacer dúos. Meses más tarde manejaba en los desfiles tanto la corneta como el cornetín a pesar de la diferencia de embocadura. Después fue de los merecedores de usar una de las primeras cornetas de llave que adquirimos.
Pero lo que tiene miga de verdad es que, durante su servicio militar, ocupó el puesto de cornetín de órdenes de su unidad.

-2- - QUINIENTAS PESETAS POR UNA ACTUACION –
No puedo olvidar cuándo se desarrolló esta anécdota porque estuvo relacionada con nuestra primera actuación.
Los niños y los mayores que los dirigíamos habíamos empezado a trabajar en el mes de febrero con todo nuestro interés para salir a la calle, aunque fuera con un repertorio mínimo, en la Semana Santa que se aproximaba.
La buena impresión que causó en el pueblo la ejecución de la única marcha que teníamos en el repertorio y sobre todo la seriedad, compostura y marcialidad con que desfilaron los chicos hicieron que todos recibiéramos muchos elogios.
Pues bien, voy ahora a justificar el título de esta narración. A los pocos días recibí “quinientas pesetas” que constituyeron nuestro primer ingreso por una actuación. Esta fue la consecuencia de no haber fijado un precio con anterioridad
Aquello me movió no sé si a la risa o a la pena porque pensé que con aquel billete azul quizás no tuviera suficiente para comprar un chupa-chup a cada crío.
Menos mal que, como compensación, Afrodisio Ortiz nos hizo entrega de sus primera propina de cien pesetas que más adelante repetiría muchísimas veces a los largo de la vida de nuestra Banda, con lo que se incrementó en un 20% lo recaudado por la actuación. Desde luego eran otros tiempos pero…

-3- - CUANDO YO SEA MUCHACHO - -
Esta anécdota estaba reflejada en uno de los “Añorando” que no llegó a publicarse en la revista agudeña porque quedó en poder de Pedro Jiménez a su fallecimiento.
La protagonista fue mi hija, Blanca, quien aún no había cumplido los tres años cuando la Banda inició su actividad y junto a Carolina, la hija de Joaquín, veinte días mayor que la mía, solían subir con nosotros a los ensayos.
Las dos niñas se colocaban voluntariamente delante de la formación y marchaban acompasadamente haciendo unos violentos movimientos con los brazos. Como tenían enchufe y no perturbaban demasiado el trabajo del grupo, les permitíamos aquel desfile.
Conviene recordar que en este tiempo Alfonso y Joaquinito, los hermanos de las espontáneas majorets, ya tocaban el tambor y quizás fuera esto lo que hizo que, bajando una tarde hacia casa después del ensayo, Blanca me dijera: -“¡Papá!, cuando yo sea <muchacho> también quiero tocar en la Banda”. ¿Cabía mayor ingenuidad?.

-4- - ACTUACIÓN FALLIDA -
No puedo precisar el año pero fue uno de los primeros de actividad de la Banda. Se acercaban las fiestas de “Santo Bastián” y el alcalde del vecino Valdemanco que era buen amigo mío, me había hablado con anterioridad de llevar la Banda a su pueblo por esas fechas.
Ante la próxima actuación, después de haber incrementado los ensayos, habíamos repartido los uniformes y avisado también de la hora de reunirnos.
Cuando estaba todo organizado, la víspera por la noche, me telefoneó mi amigo para decirme que finalmente habían tomado el acuerdo de que no era necesaria nuestra presencia.
Lo bueno vino a continuación cuando hubo que ir de puerta en puerta avisando de la suspensión a cada uno de los “músicos” y a aquellos que se habían prestado a transportarnos.

-5- - LA MINIFALDA -
Todos los componentes de la Banda, sobre todo, los que daban las entradas, estoy seguro que no habrán olvidado que era el título de una de nuestras marchas que me parece, fue la que más veces interpretamos.
Pero lo que muchos no conocen es la pequeña historia de esta marcha ni el porqué de su título. Ya he contado por otro lado que salimos a la calle con una sola marcha, muy breve por cierto, que sólo contaba con las notas más bajas que daba la corneta.
Como iniciamos nuestras actuaciones con vistas únicamente a la Semana Santa, no enseñamos más que esa marcha en paso lento. Fue cuando comenzamos a desfilar en paso ordinario, cuando tuvimos la idea de introducir nuestra única marcha adaptándola a este nuevo paso, para lo que hubo que recortar la duración de las notas lo que asimilaron los críos con una rapidez sorprendente y, visto el resultado, más tarde haríamos lo mismo con otras marchas.
Como habíamos recortado la duración de las notas igual que la moda había hecho por entonces con las faldas femeninas, nosotros a aquella marcha también la titulamos “Minifalda”.

-6- - ¿AGUDO?, ¿DÓNDE ESTÁ ESO? -
La pregunta que titula esta anécdota ocurrió en 1.979, en nuestra segunda actuación en la Semana Santa de Ciudad Real.
El largo recorrido de aquellas procesiones solía pasar por delante de los tres conventos de monjas de clausura que había en la capital pero la desaparición del de las dominicas, había hecho que en aquella ocasión la carrera se acortara algo y la procesión discurriera por la calle Calatrava.
Cuando nuestra Banda iba desfilando por la calle citada, justamente delante de la puerta del Colegio de San José, un chaval que veía la procesión después de leer, quizá incompleta la inscripción de nuestro guión, con tono de cachondeo, preguntó a sus compañeros: -“¿Agudo?.¿Dónde está eso?”. No pude reprimirme y le solté: -“¡En España, atontao”!. Me miró con cara sorprendida por mi reacción y creo que sin saber siquiera si yo acompañaba a la Banda. Afortunadamente la cosa no pasó de ahí.
Es que la Banda nos dio de todo ...

-7- - EL PLURIEMPLEO -
Fueron muchos los niños los que, con tal de pertenecer a la Banda, aceptaban cualquier misión que se les asignara. Este hecho traía consigo que ocuparan el puesto de abanderado, bombo o cualquier otro en un mismo desfile. Así podría hablar aquí de Félix Pellejero, de Pedro Castillo, de José Morales, de Antonio Orellana, Eduardo López y de algunos más que ya no recuerdo.
Pero el caso más notable fue el de Ignacio Muñoz Roque quien comenzó portando el guión o una de las pequeñas banderas y para evitar el cansancio propio o de algún compañero, aceptaba relevar al bombo o a otro tambor que lo necesitara.
Debió ser él mismo quien no viera aquello muy rentable y empezó a ejercitarse en el manejo de una corneta. No tardó demasiado en hacer un progreso muy notable que le permitió quedar en propiedad en el grupo de tales instrumentos.
Tal fue su avance, que después de haber estado algún tiempo haciendo dúos y haber sido responsable de “dar la entrada” de las marchas, llegó a ser merecedor de usar uno de los transpositores que compró la Banda.
Queda claro que el pluriempleo no es sólo cosa de estos tiempos modernos.

-8- - COBRO ADELANTADO -
Esto ocurrió en 1.976, el primer año de actividad de la Banda cuando, tras las primeras actuaciones de la Semana Santa, el número de aspirantes creció lo que nos obligaba a adquirir instrumentos y vestuario. Fue entonces cuando empezamos a vislumbrar una proyección más amplia para la actividad que acababa de nacer.
Al surgir nuevas necesidades y visto que con las escasas cinco mil pesetas que habíamos ganado hasta aquel momento poco podíamos hacer, acudimos a la Hermandad de la Virgen de la Estrella en petición de ayuda económica como adelanto a nuestras actuaciones del catorce y quince de agosto y del día de la Virgen de Guadalupe.
Nuestro deseo fue atendido y recibimos quince mil pesetas adelantadas que, en aquella época y en nuestra situación, suponían una auténtica fortuna. En realidad, era la segunda ayuda de la Hermandad que ya nos había comprado algunas cornetas anteriormente. Con este dinero pudimos ir atendiendo a los múltiples gastos que teníamos que afrontar entonces.
Del total recibido, recuerdo que pude disponer de seis mil pesetas con las que a mi paso por Madrid compré algunos complementos de música que necesitábamos y hacer otras adquisiciones de vestuario que cuento en otro lugar.

- 9- - MAREOS Y CÁNTICOS -
Al poco tiempo de poner en funcionamiento nuestra Banda, empezaron a hacerse cada vez más frecuentes los desplazamientos para realizar actuaciones. Lo que no estaba previsto, era que una buena parte de nuestros “músicos” no estuvieran demasiado habituados a viajar, produciéndose frecuentes mareos que convertían en un martirio el viaje de algunos y proporcionaban incomodidades a los otros.
Lógicamente, esta falta de hábito ocasionaba que al poco tiempo de iniciar el viaje las caras de algunos se pusieran lívidas y después hubiera que facilitar con urgencia alguna bolsa de plástico. Recuerdo que, partir del segundo viaje, fuimos los mayores los que tomábamos la precaución de comprarlas para estas situaciones así como la “Biodramina” para los que la solicitaran aunque después hicieran el resto del viaje dormidos por el efecto de las pastillas.
Ante estos mareos que afortunadamente cada vez se repitieron menos, Carlos Jesús tomó la costumbre de comenzar a cantar intentando que los niños le siguieran y así distraerlos pero su éxito solía ser escaso.
Lo más sorprendente de los miembros de aquella Banda de música fue que cantaban más bien desafinados. He hecho esta aclaración porque aquellos mismos críos, pasado algún tiempo, sin mareo desde luego, serían capaces de afinar con sus cornetas dos y hasta tres voces distintas.

-10- - CENA EN ESCENA –

Creo que se iba a celebrar la fiesta del Corpus en junio de 1.980 y fuimos dos días seguidos a Fuenlabrada de los Montes para actuar allí.
La primera de nuestras actuaciones fue una tarde en la que abríamos carrera a la comisión de festejos en un pasacalle. Acabado el desfile, los dirigentes de la Hermandad, autoridades y una considerable cantidad de personas, se reunieron en un amplio salón de teatro del que debían haber desmontado las butacas porque toda la superficie del recinto estaba llena de mesas con tableros como suele hacerse para las bodas.
Lo pintoresco del caso es que instalaron otras dos mesas corridas en el escenario que estaban destinadas a acomodar a los críos. No he olvidado todavía la inicial actitud cohibida que se dibujaba en las caras de los pequeños durante los primeros minutos ni a Carmelo subido en el escenario para acomodarlos.
Pronto debieron comprender que todo aquello estaba allí dispuesto para que ellos lo degustaran y con gran deleite, dieron buena cuenta de lo que les habían servido.
Acabado aquel teatral banquete, salimos hacia Agudo sintiendo una gran alegría cuando, desde la provincia de Badajoz, podían verse las lejanas luces de nuestro pueblo.

-11- - EL COHETE -
Luis Villa era por entonces alcalde de Puebla de Don Rodrigo con el que Joaquín mantenía una buena amistad quizá debido a que el surtidor de combustibles del primero estaba próximo al silo donde trabajaba el segundo.
Al saber Villa del funcionamiento de nuestra Banda, nos propuso que actuáramos en su pueblo para las fiestas así que, el día convenido, nos pusimos en viaje con los medios acostumbrados para estos cortos desplazamientos.
Fuimos temprano y aquella misma mañana interpretamos una diana por el pueblo de la que no guardo un grato recuerdo porque dos meses antes, en Sabinillas, me había roto un menisco lo que me dificultaba bastante el caminar.
El caso fue que, llegados a la plaza donde estaba la iglesia, y después de romper la formación, empezaron a disparar cohetes y uno de ellos no ascendió y vino a caer debajo del Simca marrón que yo tenía entonces, haciendo explosión justamente debajo del depósito de gasolina. No pasó nada porque Dios no quiso y evitó la posible destrucción del coche y los daños consiguientes a los que nos encontrábamos alrededor.

-12- - AGUDO, CON BANDA PERO SIN MÚSICA -
La Banda comenzó a trabajar sin protección alguna y siempre tuvo que ir progresando con los recursos que ella misma iba generando Las escasísimas ayudas económicas oficiales que percibíamos nos obligaban a aceptar cuantas ofertas de trabajo se nos presentaban como único medio para asegurar nuestra supervivencia. Lo reducido de las asignaciones oficiales lo detallé en el apartado de Economía pero lo repito aquí para justificar que la Banda no actuara un Viernes Santo en Agudo y en su lugar sí lo hiciera, por partida doble, en Ciudad Real y en Almodóvar del Campo.
Si los que se molestaron entonces hubieran conocido todos lo pormenores, seguro que su postura de enfado no habría llegado a producirse.
Las cosas ocurrieron así: aquel Viernes Santo por la mañana estaba acordada nuestra actuación en Ciudad Real pero para ese mismo día nos había surgido la oportunidad de participar por la tarde en una procesión en Almodóvar. El hecho de tener el autobús contratado para Ciudad Real, fue lo que nos aconsejó hacer el regreso pasando por Almodóvar permitiéndonos una segunda actuación en el mismo día lo que convertiría a ese Viernes Santo en el día más rentable de la historia de la Banda.
En previsión, habíamos avisado hablado con los nazarenos de Agudo de nuestra decisión quienes, aunque no pusieron buena cara, comprendieron que nuestra posición era razonable y no les quedó más remedio que aceptarla aunque después buena parte del pueblo no lo comprendiera.

-13- - EL AFLOJATODO -
Seguro que ya he escrito varias veces que empezamos con poco más que las viejas y abolladas cornetas que habíamos heredado de la antigua banda de Falange de la postguerra.
Con ellas dieron los primeros pitazos los aspirantes e hicieron su “embocadura” y con ellas también, debieron salir en muchos desfiles los que superaron la selección inicial.
Lo peor del caso era que para sacarlas a la calle había que lavarlas y abrillantarlas. El lavado con detergente y el abrillantado con “Aladín”, producto que llegamos a gastar en cantidades industriales, no ofrecían demasiadas dificultades.
El problema se presentó cuando intentamos quitarles las boquillas. Ni entre dos tirando se soltaban porque levaban un montón de años sin desmontarse.
Fue Carmelo quien solucionó el problema. En su tienda tenía un producto, el “Aflojatodo”, que eliminaba las materias adheridas a los metales. A partir de aquel día, el citado producto igual que el “Aladín” y la “Biodramina” nunca faltó en la reserva de nuestra Banda.

-14- - ¡PELLEJERO! -
Es cierto que los niños jamás nos plantearon problemas de disciplina y que desde un principio debieron autoimponerse el acatamiento a unas normas establecidas aunque no escritas bajo las cuales se regía la Banda.
Jamás en un viaje o en una actuación nos plantearon los niños problema alguno lo que tuvo bastante de milagroso. Sin embargo, esta anécdota se refiere exclusivamente a Félix Pellejero quien por su actitud inquieta se convirtió en protagonista por partida doble.
En la víspera de una actuación, la Banda se reunió a media tarde para limpiar los instrumentos y recoger los uniformes. Mientras los mayores fuimos llegando, los críos se dispersaron y algunos de ellos anduvieron por la calleja que llevaba al “Arroyo de las Campanas”. En este grupo estaba nuestro Pellejero quien, él sabrá como, se cortó en un pie con algún cristal que le produjo una herida de la que emanaba bastante sangre. Le llevamos con urgencia a casa de D. Emilio Montilla quien le curó el corte y le recetó suero antitetánico que la Banda le compró.
Pero Pellejero también sabía hacer otras cosas... Viajando en el autobús que nos llevaba a Ciudad Real para tocar en aquella Semana Santa, nuestro amigo debió hacer algún movimiento brusco con el que consiguió que se le descosiera la trasera del pantalón y ¿cómo solucionábamos aquello en pleno viaje?. Él mismo fue quien halló solución colocándose el pantalón y el cinturón de forma que su desperfecto pasara desapercibido. Yo que siempre iba detrás de los tambores no detecté la anormalidad del pantalón. ¡Pellejero...!, ¡Pellejero...!.

-15- - LA BANDA DEL HOSPICIO -
Esta anécdota se desarrolló el día ocho de septiembre de 1.976 que fue el primer día que la Banda salió a actuar fuera y encima triplicó su actuación en Siruela y en Agudo por la mañana y por la tarde en Chillón, en un pasacalle en el que nos vimos acompañados por un buen número de padres que habían viajado en sus propios vehículos.
Conviene explicar que desde algún tiempo antes Joaquinito, mi Alfonso y José Javier, el hijo de Pepe y Rosa, entonces el más pequeño de la Banda, desfilaban en la fila trasera de los tambores.
La Banda causó una magnífica impresión en el público chillonero y es preciso que antes haga una observación para justificar el título. En aquellos tiempos había adquirido una merecida fama en toda la provincia la banda de música del Hospicio de Ciudad Real y alguien que no debió leer nuestro guión, hizo correr el rumor de nuestra Banda era la perteneciente a la aludida institución de la capital.
Así fue que, durante el desfile, una mujer, muy cerca de Pepe Roura y de mí que íbamos detrás de los tambores, quizás con el fin de hacernos un halago, dijo: -“¡Ay, qué ricos los niños...!. Son del Hospicio, ¿verdad?. Pepe, con su seriedad acostumbrada, le espetó: - “Pues al menos ése pequeño de atrás a la derecha, tiene un padre que soy yo”.
Todavía no he olvidado la expresión que se dibujó en la cara de aquella mujer.
= De tot cor, com homenatge a l ́amic Pep =

-16- - TARDÍOS PERO CIERTOS -
No puedo precisar el año pero esto ocurrió un Viernes de Dolores en el que debíamos, como de costumbre, actuar en Agudo pero resultó que en Almadén también tenían interés en que participáramos en su procesión de aquel día. Me consta que entre40
los nazarenos de ambas localidades había un acuerdo para que pudiéramos actuar en ambos desfiles procesionales.
Con el autobús que nos enviaron llegamos con tiempo para la procesión de Almadén que salió más tarde de lo previsto y además tuvo un recorrido bastante largo.
Al acabar aquella procesión, cogimos rápidamente el autobús y cuando llegamos a la Plaza de Arriba, el pueblo agudeño nos esperaba para iniciar la suya.
Nadie comentó nuestra tardanza. ¿Queda claro el porqué del título?.



-17- - LA VISITA DEL GOBERNADOR -
Corría la primavera del año 1.977 y el Gobernador Civil vino a visitar Agudo oficialmente.
La Banda que por aquella época ya tenía cierta entidad, formó ante el Ayuntamiento y a la llegada de la visita inició una marcha para solemnizar el acto. Lo triste del caso fue que empezó a llover ligeramente y el Gobernador entró a toda prisa en las dependencias municipales mientras nosotros, bastante contrariados, nos resguardamos en nuestra vecina sede.
No recuerdo bien las circunstancias pero a los pocos días, en un encuentro de la Banda con el entonces Alcalde, fue José Antonio Sánchez Lázaro, un niño muy serio y reservado, quien al comentar sobre la actuación de la Banda, dijo: -“Sí, pero el Gobernador se metió en el Ayuntamiento y ni nos miró siquiera...”. Confieso que a todos nos sorprendió la manifestación de Lázaro.
La frasecita tuvo su impacto porque a los pocos días fue Moyo quien me dijo que iba a visitar al Gobernador y que tenía interés en que le acompañaran algunos miembros de la Banda. Vestidos con sus uniformes llevé en mi coche a Pepito Sánchez, José Javier, mi Alfonso y otro más que no recuerdo si sería Aniano o “Pini”.
Después de la entrevista oficial del Alcalde, fuimos recibidos en el despacho del Gobernador donde los niños departieron con él con desenvoltura y fue entonces cuando el Sr. Villalobos Beltrán justificó sus prisas agudeñas con la lluvia y ordenó se nos entregaran diez mil pesetas que, aunque tardías, sirvieron para hacernos el pago más caro que jamás habíamos recibido por una sola marcha.

-18- - ALEJANDRO, EL CORNETA MUDO - -
Se dio la fatalidad de que, el antes aludido Sánchez Lázaro, enfermó con una hepatitis por lo que debería guardar reposo y por tanto no podríamos contar con él durante una buena temporada hasta que se recuperara.
No sé de quien fue la idea pero entre los aprendices figuraba Alejandro Romero quien aunque no tocaba bien todavía la corneta, sabía desfilar, conocía la técnica de los cruces de las esquinas y cuándo y cómo debían hacerse los saludos con la corneta. Debieron ser Carlos Jesús o Carmelo, primo de Alejandro, los que propusieron que éste desfilara en la Banda pero, eso sí, en la fila central, poniéndose la corneta en la boca y sólo haciendo como si tocara.
Alejandro superó aquella prueba con buena puntuación y nadie, excepto nosotros conoció aquella simulación.
Pero lo que es la vida, “el corneta mudo”, aquel mismo verano, se hizo merecedor de la corneta que había usado porque pronto mostró una habilidad que le permitió ocupar la plaza en propiedad ya que Lázaro había cambiado de residencia. Algo más adelante fue digno merecedor del uso de un transpositor.

-19- - LA COMPETENCIA -
Como ya creo haber dicho, nuestra primera salida fue a Siruela donde participamos en una diana. La gente salía de las casas a nuestro paso mientras los niños siroleños nos escoltaban casi impidiéndonos el paso. Los jóvenes músicos recordarán todavía a aquel hombre que salió a la calle a vernos pasar cubierto únicamente con una manta. Han transcurrido muchos años pero no he podido borrar aquella cómica imagen de mis recuerdos.
Después del desfile, los niños desayunaron vaciando dos enormes cestas de regordos en el bar de la plaza. Fue en este trance cuando se acercó a nosotros Murillo, el cobrador de la empresa Manzanares y demostró interés por nuestra Banda.
Parece ser que intentó hacer algo parecido a lo nuestro en Siruela aunque poco fue lo que consiguió porque más adelante, un día de fiesta, no recuerdo cual, se presentó en Agudo con un grupo de muchachos, sin que nadie los esperara, dando los porrazos y pitazos que nuestros músicos tenían ya olvidados.
Ignoro hasta donde llegaría aquel intento pero creo que no muy lejos porque supe que la Banda de Agudo volvió actuar en Siruela después de venirme yo.

-20- - VESTUARIO DE ZAMORA -
En vísperas del verano de 1.976, la Banda ganó once componentes a los que había que vestir. Hicimos gestiones en Ciudad Real pero no había forma de adquirir las camisas de OJE que necesitábamos.
Por este motivo, del dinero que ya habíamos cobrado por adelantado de la Hermandad de la Virgen, a mi paso por Madrid compré algunos complementos musicales y durante las vacaciones en el pueblo de Casi, me acerqué a Zamora capital42
donde me prometieron que en unos días me tendrían las camisas que necesitábamos. Efectivamente, poco después pude recoger el vestuario encargado.
¿Pudo pensar alguien en Agudo que parte del vestuario de su Banda estaba adquirido en Zamora a más de cuatrocientos kilómetros?

-21- - EL DURILLO -
Esta anécdota viene a demostrar lo que tantas veces he mencionado de nuestra desprotección económica. Porque nosotros, igual organizábamos rifas para obtener algún dinero para comprar el equipo imprescindible que admitíamos las pequeñas propinas que la gente nos entregaban.
A qué punto llegarían nuestras necesidades que, al poco tiempo de iniciar los ensayos, tuvimos a instituir una aportación semanal de cinco pesetas que abonaban los muchachos para atender algunos gastos iniciales. Aún conservo una relación en papel cuadriculado escrita por Joaquín en la que figuran los nombres de los niños con unas cruces a su lado que indicaban las entregas de cada uno.
Lo cierto, es que gastamos muy poco de aquel dinero a pesar de haberlas pasado moradas. Lo que hicimos fue abrir una cuenta corriente en Banesto con la cantidad recogida que permaneció sin movimiento hasta última hora.

-22- - CARNAVALES DE ALMADÉN Y AGUDO -
Las alumnas de Formación Profesional de Almadén organizaron un grupo de majorets para conmemorar la fiesta de su patrón y con el fin participar más adelante en el Carnaval. Para que las chicas desfilasen era imprescindible la presencia de una banda que les marcara el ritmo y así debió ser como pensaron en la nuestra.
Las acompañamos en ambos desfiles y durante el carnaval, obtuvimos premio en el apartado de agrupaciones. De los desfiles de Almadén no puedo olvidar los comentarios elogiosos que oía al público sobre nuestra Banda por el hecho de que un pueblo pequeño como Agudo hubiera sido capaz de organizar una actividad tan vistosa mientras en Almadén no se intentara siquiera iniciar algo parecido.
Eugenio Moyo, entonces alcalde de Agudo, acordó con Almadén que en compensación a nuestra actuación, las majorets también deberían hacer un desfile en Agudo durante el carnaval.
El revuelo que trajo consigo el vistoso e inesperado desfile de las majorets, algo jamás visto en nuestro pueblo, fue enorme y nuestra satisfacción por haber colaborado a aquella novedad fue completa.

-23- - NIÑOS DE QUITA Y PON –
Nuestra Banda contó desde un principio con componentes muy jóvenes. Algunos como mi Alfonso y Joaquinito entraron cuando tenían alrededor de ocho años y José Javier con uno menos. Más adelante hubo que prescindir de algunos también con pocos años porque, al parecer, sólo debían actuar en Agudo.
Estos niños aguantaban bien los recorridos por los pueblos que no solían ser muy largos. Pero cuando todavía eran muy pequeños debían desfilar en la capital de la provincia donde eran ya más largos y teníamos que andar con cuidado con su cansancio y con las ampollas en las manos que rápidamente cubríamos con las tiritas que no nos faltaban en el bolsillo.
Lo de “niños de quita y pon” es una referencia a José Javier al que en Ciudad Real, yo retiraba de la formación en algunos tramos del recorrido para introducirlo más adelante en los de mayor cantidad de espectadores. Algo parecido había que hacer con el portador de la bandera que, cansado por su posición, cambiábamos por algún tambor también fatigado.

-24- - LA BOQUILLA PERDIDA -
No puedo precisar la fecha por mucho que mire en mi libro de contabilidad tantas veces aludido. Lo que sí puedo recordar exactamente es que esto ocurrió en Almadén en un desfile posterior al de las majorets en carnaval.
Yendo la Banda en dirección a la calle Mayor, Javi Romero me miró con una expresión que no supe comprender. Al preguntarle yo con otro gesto por lo que le pasaba, me mostró su corneta desde su puesto en la formación, de la que había desaparecido la boquilla. Sin duda, no la había apretado lo suficiente el día anterior después de la limpieza.
Como pude, le expliqué que continuara en el desfile simulando que tocaba porque aquello no tenía solución.
A partir de aquel día, cuando salíamos a actuar, en la bolsa de plástico con repuestos que solía llevar Carmelo, nunca faltó una boquilla de corneta, que por cierto, jamás volvió a hacer falta.
Todavía me pregunto si quien, después del paso de la Banda, encontró la boquilla de Javi en el suelo, llegara a pensar que quizás le valdría para arreglar la cocina de butano o para reparar el coche, por ejemplo.

-25- - LA BANDA EN CINE Y VÍDEO -
En los comienzos de la Banda, yo casi siempre llevaba a las actuaciones mi vieja Yashika con la que hacía fotos a los niños en las formaciones. Al volver a Agudo era Rafael Muñoz el que, a un precio mínimo, me revelaba los carretes y me hacía las copias que le pidiera que yo repasaba a los niños al mismo precio. Algunas fotos que los niños no acababan retirando, quedaban en mi poder y muchas de ellas han estado durante más de un cuarto de siglo durmiendo en una caja de puros Farias hasta que las he pasado a un álbum donde se acumulan todos los recuerdos lo que constituye hoy para mí algo muy valioso.
Pero Carlos Jesús, más joven y más propicio a las novedades, empezó a usar una cámara tomavistas con la que captaba imágenes vivas de la Banda. Algún tiempo después de venirme a Málaga, me envió una cinta de vídeo a la que había pasado las tomas cinematográficas que había realizado durante años. Le había puesto comentarios propios y como música de fondo, las grabaciones que teníamos reunidas en una cinta.
Imagino que cuantos posean el vídeo aludido o los que simplemente lo hayan visto, habrán sentido cierta emoción al ver desfilar a aquellos entonces críos por las calles de nuestro pueblo.

-26- - CAMBIO DE ESCENARIO -
Esta anécdota no tiene demasiada relevancia pero no he dudado en incluirla. Nuestro espacio de ensayo para ejercitar evoluciones y cruces fue siempre la Plaza de Arriba de la que nos apropiamos sin contar con nadie. Allí era donde “los catalanes”, sentados en los poyos veían durante el verano nuestros desfiles y donde Siro Piedras, sentado de medio lado en la puerta de su casa presenciaba, siempre sonriente, nuestros ensayos sin que nadie pusiera pega al enorme ruido que producíamos.
Pues bien, no recuerdo la fecha pero nos enteramos de que una señora que vivía muy cerca estaba bastante enferma y, nada más saberlo, cambiamos el lugar de ensayo estableciéndolo en la Plaza de San Juan cuyos vecinos tampoco protestaron por la molestia que podríamos causarles
No recuerdo durante cuanto tiempo estuvimos en el nuevo lugar pero sí que la familia de la señora enferma, que por desgracia había fallecido, nos agradeció el detalle de haber cambiado el lugar del ensayo.
Lo que son las cosas ... , aquí, en Málaga, donde todo lo referente a la Semana Santa tiene un gran arraigo, son muy frecuentes las cartas de queja que se publican en los periódicos locales por las molestias que producen las bandas que ensayan en el cauce seco del río Guadalmedina.

-27- - EL AUTOBÚS LLUVIOSO – -
 creo haber dicho en otro lugar que cualquier medio de locomoción nos venía bien para nuestros desplazamientos porque de todo hubo en nuestra vida musical. Pero hubo un viaje que bien merece esta mención.
Se trataba de un vehículo de la Empresa Manzanares que yo conocía desde mi infancia por mis primeros viajes de estudiante. De entonces no había olvidado que era de marca Dodge y todo Agudo debe recordarlo porque se trataba de aquel vehículo de color amarronado (antiguamente fue gris) que cualquiera podría identificarlo porque durante muchos años pasaba por nuestro pueblo con unas chapas procedentes de un bidón colocadas en lugar de los guardabarros delanteros. ¿Verdad que ya lo recuerda alguno?.
Este vehículo fue el que nos llevó a Ciudad Real a nuestra primera actuación en Semana Santa. El vehículo funcionaba bien mecánicamente aunque con chirridos y roces por todos lados pero el problema surgió cuando, al regreso, comenzó a llover y a entrar agua a chorros por los lugares más inesperados...
Al pagar el viaje, presenté ante mi tocayo Manzanares una queja bastante ruidosa que dio resultado porque me abarató algo el precio del servicio y me prometió, y cumplió, no volver a destinarnos el viejo vehículo que ahora me pregunto si habría pasado la ITV en los últimos lustros.

-28- - NUESTRA NOTACIÓN MUSICAL - -
Conviene que quede claro que los componentes de la Banda ejecutaban su música de oído porque carecían en absoluto de preparación musical. Puede que ello dé más valor a las ejecuciones de marchas a dos y tres voces o a cambiar de compás sin la presencia de un director.
La verdad fue que, al comenzar a usar las cornetas de llave, surgieron problemas porque el número de notas que éstas podían producir duplicaba al de las cornetas normales y además exigía el manejo de una llave que tenía dos posiciones. Inicialmente, los niños que comenzaron a usarlas tenían dificultades a pesar de las instrucciones que Joaquín les proporcionaba. Recuerdo que para interpretar la “Saeta al Nazareno” para la que habíamos adaptado una introducción y unos adornos intermedios, los chavales empezaron a pasarlo bastante mal porque además el tema era un poco largo.
No me quiero poner un galón pero conseguí dar con un procedimiento visual que facilitó la ejecución de la melodía. Había comprobado que al tocar la saeta con la armónica, las notas sopladas correspondían con aquéllas en las que la llave del transpositor debía ir vertical mientras que las aspiradas eran en las que la llave debía ponerse horizontal. Fue de ahí de donde me surgió la idea escribir la saeta con grandes letras mayúsculas en un folio poniendo debajo de cada sílaba una flecha vertical u horizontal según correspondiera.

He aquí el procedimiento usado:

QUIEN ME PRESTA UNA ESCALERA ¡         __ ¡ __ ¡ ¡ __ ¡ __ ¡
QUIEN ME PRESTA UNA ESCALERA           ¡ ¡ __ ¡ ¡ __ ¡ __
PARA SUBIR AL MADERO                                ¡ __ ¡ __ ¡ ¡ __ ¡__ ¡
A QUITARLE LAS ESPINAS                 ¡ __ ¡ ¡ __ ¡ __ __
A J E S Ú S EL NA ZA RE NO                ¡ __ ¡ __ ¡ __ __ ¡ ¡ __ ¡ __ ¡

Seguro que alguno que lea esto ahora querrá activar la llave de la corneta. Yo todavía recuerdo a los aprendices colocados delante del papel colgado en la pared siguiendo con cuidado las líneas verticales u horizontales para sacar la melodía.
El procedimiento dio tan buen resultado inicialmente que para algunas marchas nos inventábamos una letra para poder poner debajo los signos, como aquélla cuyo título no recuerdo, que a alguno todavía le sonará y que decía:
Las chicas que no tienen novio No salen más que por ligar Y luego cuando se lo buscan Salen por vacilar.
Afortunadamente, a los pocos meses, ya no fue preciso este procedimiento y los ejecutantes fueron capaces de tocar los temas más variados guiados únicamente por su oído pero ahí quedó el invento que no llegamos a registrar.

-29- - VISTO Y NO VISTO -
Aquella tarde habíamos participado en el desfile inaugural del carnaval de Almadén con un pasacalle que resultó muy vistoso. Debieron quedar muy contentas las autoridades locales porque nos invitaron a tomar en su compañía el aperitivo que tenían dispuesto en una amplia dependencia del Ayuntamiento que debía ser una biblioteca por las magníficas librerías y por la amplia mesa central que albergaba.
En lo que no estuvieron muy acertados los munícipes almadeneros fue en el cálculo de los aperitivos que habían dispuesto sobre la gran mesa ni tampoco en el apetito que a esa hora, bien caída ya la tarde, podrían tener los jóvenes músicos después del desfile.
Justifica el título de esta anécdota el que así, en un suspiro, los muchachos acudieron una y otra vez a la mesa con tal intrepidez que, a los pocos minutos, sólo eran visibles los blancos manteles de papel y sobre ellos las bandejas de cartón completamente vacías.
Los mayores de la Banda habíamos intentado con gestos aplacar aquella actividad pero el hambre que algunos debían sentir después del desfile seguramente les impedía detenerse.
Afortunadamente, el hecho resultó gracioso y para que los invitantes y los invitados mayores pudiéramos acompañar la segunda cerveza surgió de algún lado la socorrida bolsa de patatas fritas.
Como titulé, aquello fue visto y no visto.

-30- - BLANCAROLA -
Los componentes de la Banda y muy especialmente los encargados de “dar las entradas” recordarán que “Blancarola” era el título de una de las marchas de paso ordinario que figuraba en nuestro repertorio y tiene su pequeña historia que creo es digna de ser incluida en este anecdotario.
Como solía hacer muchas veces, un día cogí la armónica tratando de sacar algún tema que valiera para interpretarlo en la Banda. Di con uno que me gustó y se lo transmití a Joaquín en cuanto le vi y éste, que aunque duro de oreja tenía muy bueno el oído musical, retuvo las notas en un instante.
A los pocos días, al llegar a un ensayo me encontré a Joaquín que estaba con los que tocaban los transpositores y me dijo: -“A ver qué te parece esto” y seguidamente, él y sus acompañantes comenzaron a interpretar el tema que yo le había cantado unos días antes pero con unos adornos preciosos que eran cosecha suya. La verdad es que la marcha quedó divina.
Como teníamos la costumbre de ponerles un título a todas la marchas, decidimos llamarla “Blancarola” en homenaje a nuestras propias hijas Blanca y Carolina, con lo que de alguna forma ambas estarían unidas en el recuerdo de la Banda.

-31- - NIÑOS DE SECANO -
En el apartado de viajes hablo del que realizamos a la Costa del Sol con la colaboración de la Caja de Ronda que nos facilitó el alojamiento en Sabinillas.
Al regresar a Agudo y contar a José Luis Ortiz quien en aquellos tiempos era director de la sucursal cosas sobre nuestro viaje, me sugirió que escribiera una pequeña crónica para incluirla en la revista “Estudia y Ahorra” que entonces editaba la entidad.
Pues bien, en la citada reseña se me ocurrió escribir una frase que resultó algo molesta para Pedro Jiménez quien, por cierto, nos acompañó en el viaje. Fue ésta que reproduzco literalmente: “Gracias a esta atención, se ha podido llevar a estos niños “de secano” a disfrutar de la Costa del Sol”.
Parece ser que le molestó el empleo de la expresión “de secano” que yo usé intencionadamente y de forma cariñosa como sinónima de niños del interior, de una provincia que no tiene costa. Afortunadamente, se le pasó pronto.

-32- - PREMIO DIVINO -
A nuestros ingresos procedentes de las actuaciones, las escasas asignaciones oficiales y las pequeñas propinas que nos daban, hay que añadir una ocasión en la que nos vimos favorecidos por la fortuna, no por la de la lotería de Navidad a la que solíamos jugar pero jamás nos quiso beneficiar. Me refiero a un premio con el que resultamos agraciados en un sorteo que organizó D. Magdaleno en beneficio de las obras de la Parroquia.
Resultó que habíamos hecho un donativo de quinientas pesetas de los fondos de la Banda para las obras citadas y compramos también algunos números para la rifa organizada para el fin ya citado en la que nos vimos favorecidos con el segundo premio de siete mil quinientas pesetas. Rápidamente le encontramos un fin práctico al premio destinándolo a pagar las manoplas blancas de plástico que encargamos en Almadén.
He titulado la anécdota como “Premio divino” porque nuestra humilde aportación a unas obras del templo sagrado debió hacer, sin duda, que la voluntad divina nos favoreciera.
-33- - MEADA COLECTIVA -
Esta anécdota es muy breve pero la voy a reflejar porque guardo testimonio gráfico de ella por la foto que hice a los meantes colocados en fila en la cuneta.
Fue en un viaje de turismo hacia la Costa del Sol en el que, a poco de entrar en la provincia de Córdoba, en las proximidades del río Guadalbarbo, los apretones que algunos sentían aconsejaron que se detuviera el autobús para que los niños vaciaran sus vejigas.
El hecho en sí no tiene importancia alguna si no fuera por la foto a todo color que todavía conservo y por las veces que lo he recordado en mis múltiples idas y venidas entre Agudo y Málaga al pasar por el indicado paraje en los muchos años que llevo ya por estas tierras.

-34- - C0NTRATO A UN AÑO -
La verdad es que tiene miga que una banda tan humilde como la nuestra llegara a tener contratada su actuación con un año de adelanto.
Nuestra primera participación en la Semana Santa de Ciudad Real fue en 1.978 y el presidente de la Hermandad de Jesús Caído que nos contrató no esperaba entonces que nuestra Banda fuera tan numerosa, tan bien equipada ni con tan buena ejecución musical, Así nos lo manifestó, al menos, al acabar nuestro desfile.
Finalizada la procesión, cobramos la cantidad convenida, percibimos una espléndida propina y nos manifestó el deseo de que participáramos en la misma procesión del año siguiente.
La cierto es que con este contrato con un año de adelanto, los responsables de la Banda quedamos tan complacidos como en la citada hermandad debieron quedar con nuestra actuación.
Fieles a la palabra dada, al año siguiente acudimos a cumplir nuestro compromiso con más componentes y con mejores instrumentos musicales.

-35- - EL SASTRECILLO VALIENTE -
El título del conocido cuento infantil me sirve ahora para dar nombre a una anécdota de la que Joaquín fue protagonista.
Porque en la Banda se hizo de todo... ¿Se imagina alguien que no lo viera a Joaquín con un jaboncillo de sastre en la mano y con una cinta métrica al cuello?
Eran los primeros tiempos de la Banda y para hacerla más vistosa en los desfiles, habíamos pensado colocar unos adornos a forma de banderolas con fleco en las cornetas y otros similares rectangulares en los tambores con los colores distintivos.
Recuerdo muy bien a Joaquín en la actitud antes descrita dibujando y cortando, tijera en mano, las telas de colores con la ayuda de una plantilla que él mismo había elaborado apoyándose en una de las sólidas mesas que antaño usaron los párvulos agudeños que se hallaba situada ante la ventana del túnel que daba a la cerca de los Arias.
Aquellas piezas dibujadas y cortadas fueron, como ya solía ser costumbre cosidas y montadas por las madres de los músicos. Desde entonces la Banda desfiló más guapa.

-36- - LOS NIÑOS PERDIDOS -
            Parecerá un milagro pero en el largo centenar de viajes que realizamos por actuaciones o por turismo no perdimos a algún componente de la Banda. Bueno, realmente miento, no perdimos a alguno en singular porque en tierras malagueñas extraviamos a dos en una misma ocasión.
            En la primera excursión a la Costa del Sol, al regreso por Málaga, acompañados de Ignacio y Guadalupe, visitamos el Castillo de Gibralfaro para ver la ciudad desde aquella altura. Acabada la visita, nos subimos al autobús e iniciamos el descenso por la tortuosa carretera. Rápidamente, observamos que había dos asientos libres a cuyos ocupantes ni sus propios compañeros habían echado en falta a pesar de la recomendación, tantas veces repetida, de que ocuparan siempre el mismo asiento para notar así al momento alguna ausencia. No se tardó en identificar a los ausentes.
            Ante la dificultad de virar con el autobús, Ignacio mandó a su hijo Jose que venía con un segundo coche, a ver si podía dar con los perdidos. En pocos minutos regresó trayendo a Valentín Marín y a Julián Vera quienes mostraban cara de circunstancias quizás por el miedo a sentirse perdidos o por temor a la reprimenda que, tenían por seguro, les esperaba. Nunca llegué a enterarme del motivo de su extravío.
            Pero hubo algo más que agravaba aquella situación para una pasajera que nos acompañaba en el viaje. Me refiero a Alejandra, la madre de Julián, quien no había echado en falta ni a su propio hijo...
            Bueno, en el capital de perdidos hay que incluir a otro acompañante que en este caso era un cincuentón. Me refiero a Eugenio “Mantola” quien se nos perdió también en un viaje turístico.
            Fue una vez que viajamos a Madrid cuando nos acercamos al Aeropuerto de Barajas. Era la tarde de un fin de semana en el que la terminal estaba totalmente llena de pasajeros. Recuerdo que en aquella ocasión pudimos ver desde la terraza los incesantes despegues y aterrizajes de los aviones.
            En previsión de que entre tanta gente pudiéramos perder a algún niño, dispusimos que para desplazarnos por la terminal camináramos todos en fila india para detectar inmediatamente a quien se saliera de la formación. Aún conservo el recuerdo de las caras de extrañeza del público al ver pasar nuestro singular cortejo.
            Así llegamos hasta el autobús donde al momento notamos la ausencia del ya mencionado Eugenio. Esperamos algún tiempo con intranquilidad. Finalmente, Carlos Jesús, Carmelo y Anastasio, hijo del extraviado, se dirigieron hacia el recinto para tratar de localizarlo.
            Al poco tiempo, regresaron acompañados de Eugenio quien se justificó diciendo que había ido a un aseo. Que me perdone el maduro protagonista por haberle incluido en este capítulo de “niños perdidos”.

-37- - TRES POR CUATRO -
No. No se trata de la tabla de multiplicar. Se trata de un experimento musical que habíamos creado y que jamás visto en ninguna otra banda de nuestras características. Para entender todo esto es necesaria una pequeña explicación de teoría musical muy elemental.
Los temas musicales para las bandas militares o de tipo parecido suelen ser compuestas en compás de dos tiempos o de cuatro tiempos lo que ayuda al paso marcial de los desfiles. Para que se me entienda mejor, es el compás que se emplea en los pasodobles que todos hemos bailado.
Pues bien, nuestro invento fue introducir para la ejecución de nuestra Banda el compás de tres tiempos, el típico “chica y pan - chicha y pan” que se usaba en los valses que en los bailes en otros tiempos.
Lógicamente, la Banda no podía desfilar al ritmo de un vals porque resultaría ridículo. Este fue el motivo de que solamente ejecutáramos melodías en este compás cuando estábamos parados interpretando la “Exhibición”. Seguro que quien entienda un poquitín de música ya se habrá preguntado: ¿Cómo cambiaba la Banda de compás si no tenía un director?.
Pues lo difícil lo convertíamos en fácil contando con un redoble determinado del cabo de tambores que ya teníamos establecido y que sólo se usaba para hacer este cambio de compás que el resto de los tambores asimilaron con una perfección sorprendente.
Una vez interpretada la melodía en ritmo de vals, para que nos entendamos, el mismo redoble se usaba para volver al ritmo del pasodoble o marcha normal. Y no creo recordar un solo error de algún crío en estos cambios que tenían ya muy ensayados.
¿No es acaso éste un motivo para que chicos y grandes estuviéramos satisfechos de nuestro trabajo y de nuestro invento?.

-38- - PROBLEMAS LABORALES –
Todos simultaneábamos los trabajos propios con las exigencias que la actividad normal de la Banda acarreaba. Los ensayos los realizábamos a la caída de la tarde pero yo tuve la desgracia durante los primeros años de tener que volver a la escuela al acabarlos para atender unas clases nocturnas. Creo recordar que Joaquín también tuvo que simultanear su atención a unas clases de Extensión Agraria con los ensayos musicales.
Pero según pasaba el tiempo, los críos también crecían. A lo largo de aquellos cinco años y medio los que empezaron no siendo adolescentes siquiera, se fueron convirtiendo en jóvenes que ya realizaban trabajos remunerados que les exigían una jornada laboral completa.
Esta fue la causa de que para llevar a cabo alguna actuación hubiera que ir a buscar a algunos músicos y que Joaquín tuviera que coger su coche y desplazarse “al tajo” para traerlos recortando la jornada. La propia Banda les acababa remunerando la parte que los patronos les detraían.

-39- - EL PURO -
Después de haberlo intentado sin resultado durante un montón de veces, conseguí abandonar el vicio de fumar en 1.980, en la época en que la Banda estaba en todo su apogeo y cuando Carmelo y Mari Carmen estaban novios.
Mari Carmen solía subir con frecuencia a los ensayos para echarnos una mano en lo que hiciera falta o quizás por no estar muy lejos de Carmelo. No es que fueran muy mayores pero la verdad es que estaban muy tranquilos ante el casorio.
Una tarde, en plena euforia por haber dominado mi vicio, les dije:-“¡A ver si vamos pronto de boda...!. Os prometo que ese día me fumo el puro”.
Yo me vine a Málaga y Carmelo y Mari Carmen seguían solteros pero algún tiempo después, no puedo precisarlo, fuimos invitados a su boda toda la familia a la que creo acudí acompañado de mi hijo.
Tras el convite, Miguel, el hermano de Carmelo, regaló como de costumbre un puro a cada asistente masculino y yo, como estaba ya en la escala pasiva de los fumadores, me lo guardé en el bolsillo superior de la chaqueta.
Pero alguien vigilaba mis movimientos. A los pocos segundos se me plantó el novio delante y me obligaba a encender el puro según la promesa que había hecho un tiempo antes. Tan serio se puso acusándome de no cumplir con la palabra dada, que no tuve más remedio que arrimarle una cerilla y dar una calada aunque me fue permitido apagarlo después, siendo éste el único humo de tabaco que ha entrado por mi boca en los casi treinta últimos años.

-40- - UN SUEÑO SOBRESALTADO - -
Por último, voy a incluir una anécdota bastante reciente de la que involuntariamente fui protagonista.
Suele ser relativamente frecuente que todo aquello que nos preocupa pueda trasladarse al mundo de los sueños apareciendo de una forma tan real y detallada que el más inocente de ellos puede que llegue a convertirse en una dura pesadilla que nos intranquiliza hasta el punto de hacernos despertar en completo estado de agitación.
Como ya creo haber dicho, este pequeño resumen histórico lo comencé hace algún tiempo por las anécdotas y al ser estas narraciones muy cortas, cada día escribía algunas de ellas, “según el trabajo que tuviera”, lo que indica que he estado con el espíritu de la Banda muy presente durante una buena temporadilla.
Esta inmersión en cuanto se refería a la Banda fue sin duda alguna la razón que ocasionó que su recuerdo me acompañara hasta cuando me encontraba en el mundo de los sueños.
Así, una noche de hace unas cuantas semanas me desperté completamente sobresaltado porque “la Banda tenía que actuar no sé donde y llevábamos ya una larga temporada sin ensayar”.
Confieso que me desperté alarmado y hasta tardé unos segundos que se me hicieron infinitos para ubicarme en el mundo real y en el tiempo actual y comprender que lo soñado sólo podría haberme ocurrido hace treinta años.
Está visto que aquellos recuerdos me acompañan todavía con más intensidad de lo que era de esperar. Por eso, al ser sin duda mi anécdota más reciente relacionada con la Banda, la he incluido en último lugar.

- E P Í L O G O -
Al terminar mi pretendido resumen histórico y ver la extensión que ha alcanzado, creo que ha dejado de ser lo que intenté en un principio y puede que se ha debido a la abundancia de recuerdos.
En un principio traté no individualizar en mi relato a aquellos jóvenes “músicos” para así no establecer diferencias pero me fue imposible.
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Después de mi venida a Málaga se produjo una renovación de los componentes de la antigua Banda y se creó un grupo de majorets que desfilaba al compás de ella y ahora no recuerdo el tiempo que sobrevivieron ambas agrupaciones.
Hace algunos años, no puedo precisarlos, se iniciaron los preparativos para la puesta en funcionamiento de una banda de música en Agudo, en sentido estricto, que tendría el carácter de municipal, para lo que creo se contrató a un profesor de música que enseñó solfeo y el manejo de los instrumentos a los futuros componentes.
Quizás lleven razón los que han opinado en presencia de alguno de los organizadores de la Banda que hasta aquí ha sido retratada, que es muy posible que la existencia y actividad de aquélla sirviera como fermento o al menos como estímulo para llegar a crear la necesidad de que Agudo contara con su actual Banda Municipal.
Málaga, febrero de 2.008

Alfonso Asensio