miércoles, 20 de julio de 2011

Curanderos, hechiceros y otras hierbas (Segunda parte)

El Comisario del Santo Oficio de Agudo, Don Alonso García de la Vera Cuadrado, también intervendrá en este pleito,en el que finalmente se decide recluir en las cárceles secretas del Santo Oficio a Juan Macías por sospechoso de Maleficio y jactancioso de Supersticioso. 

Juan Macías, natural de la villa de Agudo, vecino del Risco, de oficio Herrero, de edad de cincuenta años, preso en las Cárceles Secretas de este Santo Oficio, miércoles por la noche del día doce de abril de mil setecientos y treinta años. Sus señas personales: moreno, muy cerrada la barba, nariz pequeña, ojos pardos, pelo negro, mediana estatura, una señal encima de la ceja izquierda de una descalabradura. Hizo juramento acostumbrado y declaró no traer arma o algo ni cosas prohibidas y no trae más ropa puesta, ni para el servicio de su persona que un Coleto y una capa y unos harapos, todos muy maltrados. De todo lo cual se dio por entregado a la persona de Don Francisco Sebastián Camacho, Alcalde de las Cárceles Secretas de este Santo Oficio....

El día 19 de Abril de 1730 , Juan Macías declara:   "... que habiendo quedado de edad de 7 años sin padre ni madre, totalmente desamparado, se dio a buscar la vida, y en la villa de Almadén se encontró con un extranjero cuyo nombre era Francisco a quien vio saliendo al campo buscando algunas yerbas y le dijo al declarante que el entendía de aquello y que conocía las cualidades de las yerbas . Y habiendo estado el declarante en compañía del dicho Francisco algún tiempo, tomó también conocimiento de las Yerbas y él haría con ellas algunos conocimientos que aplicó. A algunos enfermos han surtido efecto de curarlos, ya sea porque al tiempo que se los aplicaba estuviese la enfermedad vencida o ya a la buena disposición de los dolientes, y que si en esto hubo o no pacto, el lo ignora...

Dijo que sus padres eran, Baltasar Macías natural de Castilblanco y vecino de Agudo, por su oficio de herrero y Ana López, natural de Garbayuela. De sus abuelos paternos, que no los conoció ni sabe como se llamaron ni de donde eran naturales.

Su padre tiene un hermano que se llama  Rodrigo Macías, vecino de Agudo, herrero , casado con Ana Morala, de quien tuvo dos hijas, una se llamaba Ana, casada con Francisco Jiménez, de oficio Sastre y no tiene hijos, y la otra también se llama Isabel casada con Diego López, labrador, también sin hijos.

Su mujer se llama Juliana Márquez, del lugar de Arroba, hija de Alonso Lucas. Tuvo con ella los siguientes hijos: María de edad de 18 años, casada con Francisco García, de oficio Ganadero, Lucía de 15 años, Ana de 13, Manuela de 11, Juan de 10 y José de 7.

Sigue dando mas detalles sobre su vida. Así, describe como volvió con su padre a Castilblanco, luego a Cabeza del Buey con el tratante de paños Don Diego López durante dos años, de ahí se fue a aprender el oficio de herrero en casa de Juan García Villalba durante nueve años; luego se va a Almadén a trabajar como herrero, y es allí donde encontró al extranjero que le enseño el conocimiento de las hierbas. Tras cinco años se fue a la Puebla de Don Rodrigo y a Arroba, como herrero, donde se casó con Juliana Márquez. Tras dos años en Arroba, se fue al Risco donde se ha mantenido hasta ahora.

El interrogatorio continua y le preguntan sobre los remedios que aplicaba y las palabras que decía mientras los aplicaba. Juan Macías reconocío que era cierto y que cuando hacía cruces en la boca del estómago, decía al mismo tiempo la palabra "SURGE" , dando a entender que saliesen los males. 
La frase completa que decía era: "Surge fora maledite, nontentabimini", palabras que le enseñó el herbolario que conoció.

El desenlace es el siguiente: se le apercibe para que se abstenga de seguir realizando semejantes curaciones, se le den doscientos azotes y sea desterrado de los lugares donde ha practicado semejantes enredos, así como de la Villa de Madrid, por un espacio de cuatro años.

Cuatro años mas tarde, se vuelve a abrir otro expediente para investigar donde reside Juan Macías. Empiezan de nuevo a preguntar en el Risco y comprueban que estuvo por allí y además, siguió ejerciendo como curandero, ofreciendo el mismo remedio con los granos de cilantro, emplastes y rezos. Comprueban que finalmente falleció en la Galizuela en 1739.

Así termina la historia de nuestro paisano, Juan Macías.

Fuentes:
Archivo Histórico Nacional, Inquisición 91,Exp.2 , Inquisición 90, Exp.2

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