“HACER LA VACA”, DE VEJAR A LOS JUDÍOS A
PASATIEMPO LÚDICO.
UN PASEO POR LA ANTROPOLOGÍA DE CHILLÓN Y
COMARCA
Miguel Gómez Vozmediano
En recuerdo de Pedro Jiménez Mansilla (†2003),
erudito y amigo.
Mi relación con la comarca de Almadén
viene de lejos. Cuando estudiaba, fui compañero de promoción de la carrera de
Historia de Salvador Jiménez Cabanillas, un chaval de Agudo cuyo padre era todo
un personaje en su pueblo; desde la atalaya de su tienda escribía su propia
publicación y conversaba sobre todo lo divino y lo humano con un estusiasmo
envidiable. Ellos fueron quienes me introdujeron en la pintoresca costumbre de “hacer la vaca”, que como todos ustedes
saben no es sino ir de tapas hasta el último aliento, comenzando antes de comer
y terminando cuando Dios quiera o cuando la esposa te mande a buscar por alguno
de los bares del lugar. Nunca había oído antes esta expresión, pero se me quedó
grabada en el recuerdo para siempre.
Sin embargo, pocos años después, cuando
hacía mi tesis doctoral, ya hace más de veinticinco años, en una vieja crónica escrita
sobre un fraile sobre Extremadura en el siglo XVII me sorprendió una acepción
totalmente distinta que llamó pronto mi atención: “hacer la vaca” era para este
religioso la costumbre que persistían aún en la zona consistente en reunirse
los mozos para ir a apedrear las casas de los judeoconversos locales, la tarde
del Jueves Santo, vituperando a los descendientes de quienes había crucificado
a Jesucristo el Viernes de Pasión. Estamos hablando de un tiempo en que los
“marranos” (los judeoconversos portugueses) se habían desparramado por la
España de los Felipes.
Jamás he vuelto a leer nada que relacione
esta expresión con las chanzas antisemitas o la afición al tapeo de la
actualidad, pero me parece una pista digna de seguirse. Por varios motivos.
El primero es que toda la comarca
ganadera que abarca desde Llerena a Puebla de Alcocer y Siruela pasando por
Almadén y sus aledaños se convirtió a caballo entre los siglos XV al XVI en un
santuario para los judíos y sus descendientes, los judeoconversos, que se
dedicaron durante varias generaciones al negocio textil (fabricación de paños
de lana y su comercialización dentro y fuera de la región). En el caso concreto
de Chillón, el amparo prestado por los señores andaluces de la villa fue vital
para que se afincaran en su término cientos de inmigrantes de origen hebreo.
Pero es que, para la cultura
judeocristiana una vaca no es animal cualquiera: si el buey es un animal vital
para el campesino (tradicionalmente indispensable para arar la tierra); la vaca
es identificada como generadora de riqueza y símbolo de fidelidad a la fe (por
eso se coloca junto al pesebre en los belenes o por eso el Día del Santo Voto
en Puertollano se celebra desde la Edad Media sacrificando una vaca que se
reparte entre el vecindario, conmemorando la mediación de la Virgen para acabar
con la Peste Negra que asolaba al vecindario). En este sentido, tampoco nos
parece casual que la leyenda sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe tenga
como protagonista a un vaquero que apacentaba vacas y bueyes, y en el folklore
de la zona se aluda a una vaca como emblema de la virtud cristiana que vence a
la serpiente, símbolo del pecado*.
Pero, aún más curiosa, para lo que aquí
explicamos es la vetusta costumbre yahvista, una corriente rabínica anterior al
nacimiento de Cristo, que nos habla de una vaca bermeja como vaticinio de la
llegada del nuevo Mesías (dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: “Di a los Israelitas
que te traigan (para tí) una vaca roja, sin defecto, que no tenga mancha
alguna, y que no haya llevado yugo”). El color rojo nos evoca la sangre, el
sacrificio final. Y es bien sabido el brote de mesianismo que recorrió toda
esta área entre los cristianos nuevos que conservaban los ritos y preceptos
judíos y fueron seducidos por la “moza de Herrera”, una chica que hacia el año
1500 les prometía el Paraíso que les negaba la severa Inquisición de la época.
Solo es una hipótesis, pero nos parece
verosímil que o bien se animalizase al enemigo por parte de los cristianos
viejos (un recurso empleado por entonces contra los propios judeoconversos y
luego contra los moriscos) o bien que la mayoría se burlase de estas y otras
profecías de la minoría. Tampoco olvidemos que, en tierras de León (muy
vinculadas a Extremadura por la ruta de la trashumancia ovina), se denomina
“matar judíos” a la limonada o sangría que desde época ancestral se toma por
Semana Santa, en recuerdo de una matanza antisemita medieval acontecida en
dicha ciudad leonesa.
Lo cierto es que, por suerte y con el
paso de las centurias, parece que se fue perdiendo la parte más xenófoba e
intolerante de esta costumbre y permaneció la que consistía en una reunión
informal para divertirse o pasar el rato entre amigos, arreglando el mundo y
trasegando bebida siempre que se puede.
Luego han venido teorías, algunas más
plausibles que otras, como las que basándose solo en el juego de palabras
identifican vaca con Baco, el dios romano del vino. No tiene mucho más fuste la
que alude a la costumbre de los mineros de Almadén de solazarse en la taberna,
tras la dura jornada en la galería, bebiendo vino acompañado con algo de
bacalao para ahogar las penas. En cambio, no debemos perder de vista la que
vincula esta práctica social con el almuerzo tomado por los condenados en la
Real Cárcel de Forzados de Almadén, llamado desde antiguo “la hora de vacar”,
es decir, un grato paréntesis en las labores mineras.
No menos curioso me parece el embarque
de esta expresión a tierras americanas, el Nuevo Mundo. “Hacer la vaca” en los países
que bañan el Mar del Plata (Argentina, Uruguay) significa reunir dinero para
comprar bebida o preparar una fiesta. La Real Academia de la Lengua, que rige
los destinos del español en el mundo hispano, define vaca en Centroamérica,
México, Colombia y Venezuela como el “dinero que se reúne entre varias personas
para compartir un gasto determinado”. Seguro que nuestros antepasados llevaron
a Indias expresiones y costumbres de su tierra natal, de modo que ésta bien
puede considerarse un fósil de la tradición o la lengua de nuestra zona.
En suma hablamos de costumbres religiosas y hábitos
sociales que hoy, por suerte, han perdido su lado más oscuro, olvidándose su
origen en la noche de los tiempos, pero testimoniando el dinamismo de la
historia y la evolución de las modas y los modos hacia prácticas más lúdicas,
que cohesionan amistades y fomentan un ocio ameno ¡Felices fiestas,
chilloneros!
*DOMINGUEZ MORENO, José María. (1992): «Una
leyenda mítica hurdana: la vaca vence a la sierpe», Revista de Folklore, nº141, pp. 75-76.
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Este artículo ha sido publicado recientemente en el Programa de las Fiestas de Chillón. Me siento especialmente orgulloso de contar con amigos como Vozme. Me ha emocionado el hecho que se lo haya dedicado a mi padre, Pedro Jiménez.
Miguel, como historiador profesional, siempre que ha encontrado algún dato relevante de Agudo, lo ha incluido en sus numerosas publicaciones. Para los que conocieron la revista local de la Peña Taurino los Victorinos, sabrán que Vozme ya nos mandaba artículos sobre la historia de Agudo.
En esta ocasión, es muy interesante la hipótesis que plantea sobre el origen de "hacer la vaca", una tradición que se conoce en todos los pueblos de alrededor: “hacer la vaca” era para este religioso la costumbre que persistían aún en la zona consistente en reunirse los mozos para ir a apedrear las casas de los judeoconversos locales, la tarde del Jueves Santo...."
Esta referencia a los judeoconversos es muy interesante, y nos dará para más artículos. En concreto, cita los hechos que sucedieron en torno a 1500, sobre la "moza de Herrera". Los acontecimientos que tuvieron lugar fueron de tal importancia, que los vecinos de Herrera del Duque hacen una recreación histórica en el mes de Agosto: Inés de Herrera, la niña profeta.
Escribiré sobre estos hechos y las repercusiones que hubo en Agudo, en breve.
Por cierto, nosotros también podríamos hacer una recreación histórica bastante interesante, se me ocurren al menos dos importantes hechos históricos.
Por cierto, nosotros también podríamos hacer una recreación histórica bastante interesante, se me ocurren al menos dos importantes hechos históricos.
De nuevo, gracias Vozme !!