Isabel Cabrera me ha enviado este interesante artículo sobre las imágenes de la Virgen de la Estrella de Agudo, para su publicación en el blog. (En un futuro cercano, yo también aportaré algunos datos al respecto, dentro del contexto de religiosidad popular que ya he empezado a desarrollar).
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Por Isabel Cabrera.
El texto que se incluye a continuación es consecuencia de una petición realizada por un miembro de la directiva de la Hermandad con el fin de reunir algunos datos que complementaran la fotografía de la Virgen, que forma parte de la “I Exposición Itinerante sobre Fotografías de Vírgenes de la Estrella”. En un principio, se pretendía recabar información sobre leyendas relacionadas con la aparición, milagros, etc., pero el tema daba poco de sí y se decidió tirar del hilo de las imágenes, que parecía más prometedor. De este modo se ha conseguido reunir un conjunto de datos poco conocidos sobre la que, seguramente, fuera la primera figura de la Virgen María que acogieron los edificios de culto en Agudo. La antigüedad de la escultura, evidenciada por la materia prima y por los rasgos arcaizantes que se intuyen en la fotografía conservada, incrementa la parca información que poseemos sobre los orígenes de nuestro pueblo.
La
mala calidad de la fotografía y mis mediocres conocimientos sobre la
materia no me permiten una adscripción cronológica de la talla
antigua de la Estrella por lo que considero oportuno adjuntar la foto
por si alguien más versado en Photoshop o Arte Medieval pudiera
aportar nuevos datos.
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Nuestra
Señora de la Estrella, Agudo (Ciudad Real). Tres
vírgenes para una ermita
En
Agudo se recuerda una vieja tradición, según la cual la Virgen se
apareció sobre una higuera, que crecía en el lugar donde después
se construiría su ermita. La idea no es demasiado original si
tenemos en cuenta que en un trabajo realizado sobre catorce
santuarios marianos de la provincia de Ciudad Real (Guía para
visitar los santuarios marianos de Castilla La-Mancha) tres de las
apariciones sucedieron sobre un árbol, nacido en el lugar donde
después se construiría la ermita –Virgen del Monte de Bolaños de
Calatrava, Virgen de los Santos de Pozuelo de Calatrava y Virgen de
la Carrasca de Villahermosa–.
Las
primeras menciones conocidas sobre la ermita de la Virgen se remontan
a 1502 y 1510, corresponden a los visitadores de la Orden de
Calatrava y especifican que los actos cultuales se realizan en la
iglesia de Santa María al hallarse la iglesia de San Benito en
obras. En esos años la Virgen aún es Santa María a secas y
continuará siéndolo en los documentos posteriores al menos hasta
1589, cuando se menciona de ese modo en las ordenanzas de la cofradía
de la Vera Cruz. Raquel Torres Jiménez ha sugerido la posibilidad de
que la ermita de Santa María podría haber sido la parroquia de la
población antes que la iglesia de San Benito; el cambio de
titularidad tendría que haber sucedido antes de 1493, momento en que
se documenta la última como iglesia mayor de la villa.
La
información es más parca aún en lo que respecta a la imagen. Se
conserva una fotografía anterior a 1914 de muy escasa calidad, una
nota en un inventario de bienes, fechado en 1882, donde se apunta la
siguiente descripción: de piedra tallada con el niño Jesús en
brazos, pliegues del traje bastante estropeados. El testimonio de un
vecino y tres pequeños fragmentos con restos pictóricos, atribuidos
a la escultura, completan toda la documentación. En la fotografía
parece apreciarse que los rasgos de la Virgen son arcaicos, con ojos
grandes y cejas muy arqueadas, que el niño mira hacia el
frente-derecha y que el conjunto no fue concebido para vestir porque
los ropajes no se le acoplan. Los restos de pintura de los fragmentos
denotan antigüedad, aunque no podemos precisar más a falta de un
estudio de los mismos. De la anotación del inventario de 1882 cabe
deducir que la escultura había sido modificada, seguramente, con el
fin de adaptarla a los nuevos tiempos y, en la Guía para visitar los
Santuarios Marianos de Castilla La-Mancha, José Jimeno comenta que
la Virgen del Prado de Ciudad Real fue la primera imagen mutilada
para vestir, hecho que tuvo lugar en el siglo XVII –el autor no
cita la fuente–; así pues, si el dato es correcto, la nuestra
debió remodelarse en un momento algo posterior. El uso de la piedra
en la elaboración de imágenes religiosas exentas no ha estado muy
generalizado a causa del coste, el peso y la fragilidad a la hora de
procesionar. Nuestra provincia conserva dos imágenes pétreas de
María, la Virgen de los Mártires de Carrión, datada a comienzos
del siglo XIII, y la de las Cruces de Daimiel, que correspondería al
siglo XIV. Ambas, que fueron destruidas en la Guerra Civil y
restauradas con posterioridad, pertenecen a poblaciones que formaron
parte de los territorios de la Orden de Calatrava por lo que no
resultaría muy descabellado que guardaran alguna relación con la
que se veneró en la ermita de Agudo. Por el testimonio de un
contemporáneo, conocemos que nuestra primera Virgen de la Estrella,
que en los primeros tiempos se había denominado Santa María, fue
destruida el tres de agosto de 1936 aunque ignoramos la identidad de
la persona que recogió unos pocos fragmentos muy valiosos de cara a
incrementar los datos sobre el devenir de nuestro pueblo.
Virgen Ntra. Sra. de la Estrella - Imagen de Piedra |
La
segunda Virgen de la Estrella tuvo una presencia cultual mucho más
reducida. Donada por Don. Birilo Puebla al poco de finalizar la Guerra
Civil, se sustituyó por la actual en 1958, por lo que su estancia en
la ermita no alcanzó los veinte años. Se trata de una imagen de
vestir, realizada en madera, de buena calidad y con los suficientes
puntos de movimiento en sus extremidades superiores para facilitar el
cambio de vestuario de la figura, lo que pone de manifiesto el
conocimiento del oficio por parte del artesano. En la cara posterior
de la peana presenta una inscripción, “Hijo de J. Renalias.
Tarrasa”. Es conocida la tradición imaginera catalana, pero
ignorábamos cualquier información sobre ese taller en concreto;
gracias al Museo de Tarrasa y, más concretamente, a Dª Teresa Gassó
sabemos algunos datos más. El autor, Emilio Renalias i Pi, realizó
algunas figuras interesantes como el paso de la Flagelación, que
formaba parte de la procesión del Santo Entierro de Tarrasa, y se
había formado en el taller de su padre, Josep Renalias i Carreras
(1878-1934), también escultor especialista en la talla de imágenes
religiosas. Conocida por los vecinos como “Virgen de los Puebla”
a fin de distinguirla de la nueva, se guarda en casa de los
familiares del donante.
Virgen de los Puebla |
Únicamente
una Inmaculada, procedente del Asilo y conservada aún en la iglesia
parroquial, sobrevivió a la Guerra Civil; cuentan los que lo
vivieron que representó también a la Candelaria y a una figurita
del Belén. Mediante donaciones y limosnas, Agudo intentó
recuperar, poco a poco, el elenco de imágenes de los personajes
sagrados a los que siempre había recurrido en caso de necesidad,
aunque no fue posible completar en menos de dos décadas el conjunto
de santos que había costado reunir varios siglos. Quizá por ello
sorprendió mucho la donación de una nueva Virgen de la Estrella,
que ocuparía el lugar de la que había sido regalada pocos años
antes; en una población pequeña y escasa de acontecimientos, el
hecho suscitó todo tipo de comentarios sobre el aspecto físico de
una y otra, las razones del cambio y otros asuntos que no viene al
caso comentar.
La
nueva Patrona de Agudo era una obra del escultor Luis Marco Pérez;
según parece uno de los mejores imagineros españoles del siglo
XX–los datos proceden de internet–, que realizó obras para la
Semana Santa de Cuenca y algunas iglesias de Ciudad Real. Por
proximidad geográfica, cabe destacar una imagen del Nazareno que
procesiona en la Semana Santa de Almadén y que podría tener alguna
asociación con nuestra Virgen de la Estrella.
Respecto
a la talla, destacar que no se ha podido observar completa al
presentar un acolchado de guata y cartón, que tiene como objetivo
mejorar el aspecto de las vestiduras. Emulando a los vecinos de la
época, que compararon la segunda y la tercera, cabe decir que la
última tiene bastante menos movilidad en los brazos –solo en el
codo, frente al hombro codo y muñeca que se observa en la de los
Puebla– y que carece o está inutilizado el sistema de sujeción
del niño con la madre por lo que habrá de utilizarse una cuerda o
similar cuando la imagen procesione –el niño de la de los Puebla
está bien sujeto mediante un garabato de hierro–. Ambas imágenes
tienen un rostro hermoso. Tal vez la talla de Marco Pérez tenga un
aspecto más moderno, lo que no debe sorprender si se tiene en cuenta
la formación y la trayectoria profesional del artista; tampoco es
extraño que Renalias realizara una representación más
convencional, producto de su aprendizaje en el taller de su padre en
una ciudad con amplia trayectoria imaginera. Cabe mencionar las
diferencias que se observan en los semblantes de los dos personajes
de la obra de Marco Pérez y no podemos dejar de preguntarnos si la
figura del niño es obra de otra mano menos experimentada.
Virgen Ntra. Sra. de la Estrella, imagen actual |
Bibliografía:
-Cabrera
Gómez, I. y Penas Gutiérrez, E. (1998): Agudo. Una villa de la
Encomienda Mayor de Calatrava. Ciudad Real.
-González
Lara, José (1992): Santa María. Advocaciones marianas de la
provincia de Ciudad Real. Madrid.
-López
López, M. Cristina (2013): “Primeras manifestaciones del culto
mariano conservadas en la provincia de Ciudad Real”, en Cuadernos
de Estudios Manchegos, 38; pp 223-238
-Torres
Jiménez, Mª R. (2002): Formas de organización y práctica
religiosa en Castilla La Nueva. Siglos XIII-XVI. Tesis inédita
-VVAA
(1994): Guía para visitar los santuarios marianos de Castilla
La-Mancha. Ed. Encuentro, Ciudad Real.
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